La política puede estar latente incluso en nuestra manera de vestir; si no, que se lo digan a Miuccia Prada (Milán; 10 de mayo de 1949), la dueña de la firma de lujo que lleva su apellido. La italiana, que militaba en el Partido Comunista y se formó en Ciencias Políticas, siempre pensó que su futuro estaría muy lejos de la alta costura, hasta que en 1978 llegó a la dirección de Prada y descubrió las infinitas bondades que existían dentro de esta industria.

Con carácter rebelde desde su juventud, apasionada de la filosofía y el arte dramático y férrea defensora de sus ideales, Miuccia, más conocida como Miu Miu entre su familia, decidió asumir el mando de la empresa familiar animada por su marido y proveedor del negocio Patrizio Bertelli. La empresa que había sido fundada por su abuelo, el milanés Mario Prada, en 1913, ya gozaba de un espléndido reconocimiento gracias a la calidad de sus productos de marroquinería y sus artículos de viaje; sin embargo, cuando Miuccia cogió el timón, consiguió liderar una evolución inédita en la marca, con una conjugación entre lo tradicional y lo moderno y con sus novedosas colecciones prêt-à-porter, que presentaba por primera vez en 1988.

La amplia formación intelectual de Miuccia y sus claros ideales feministas le provocaban reticencias a la hora de liderar una empresa de moda, pues, en sus propias palabras, "no quería entrar en ese mundo, era una posición incómoda para una feminista". Una idea que desbancó rápidamente cuando descubrió que, a través de este sector, también podría trascender a la esféra política y social de las personas.

Desde que contrajeron matrimonio en 1978, Miuccia y Bertelli formaron un gran equipo, con él a cargo de la parte financiera de la empresa y ella como encargada de la división creativa de la misma. Juntos, ampliaron el catálogo de la firma y lanzaron la colección de calzado y accesorios que les colmó de éxitos. Tantos, que consiguieron posicionar a Prada como la primera marca global de lujo y convertirla en todo un referente en la industria.

En cuanto a Miuccia, su convicción de la moda como poderoso instrumento se ha visto reflejado desde sus inicios en sus colecciones, con diseños estilizados, sobrios, elegantes y monocromáticos, muy alejados de las siluetas imperantes de aquel entonces. En otras palabras, una reinvención de la feminidad que arrasó en los años 90 y que actualmente sigue causando furor. Sin embargo, el deseo de la italiana de lanzar líneas más atrevidas y juveniles, que se alejaban por completo de la tradicional Prada, se materializó en Miu Miu, la firma que Miuccia lanzó en 1992 y que le dotó con el premio americano a la mejor diseñadora internacional un año más tarde.

En Miu Miu toman protagonismo los escotes, las transparencias y los accesorios originales. En definitiva, todo lo que no cabe en la casa italiana y donde la diseñadora explota su lado más libre y espontáneo.

Actualmente, entre sus muchos hitos, se le destaca por ser la inventora de la moda del feísmo, mucho antes de que esta tendencia estuviera en boga y copara las vitrinas de las firmas de lujo. La diseñadora siempre ha rechazado el patrón de la mujer sexualizada y las formas tradicionales. Por este motivo, más como un declaración de intenciones que por estrategia comercial, Muiccia se decantó por hacer un hueco a lo "feo" en sus colecciones, y como otras muchas de sus revolucionarias ideas, ésta acabó triunfando en el panorama internacional. Y es que, no en balde la directora de Prada es conocida como el "oráculo de las tendencias", pues sus propuestas, por disparatadas que parezcan, acaban siendo siempre un must en el armario. Un hecho que también convierte a Miuccia en la diseñadora más copiada del universo low cost.

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