Con el anuncio de una subida del precio de la gasolina de 7,5 INR/litro, el gobierno indio ha dado un pequeño paso en su intento de asegurar al mercado que no todo está perdido en lo que respecta a las reformas y que podrían reunir el coraje suficiente para tomar algunas decisiones difíciles que devuelvan la consolidación fiscal al buen camino y mejoren el clima económico. En el ámbito de las reformas, un aumento del precio de la gasolina es una opción políticamente delicada y moderada en términos relativos: aunque los precios se liberalicen, las subidas no reducen la carga de la subvención ya que ésta se paga sobre los artículos liberalizados, aunque se reducen las pérdidas (el precio de venta al público de la gasolina es más bajo que su coste final de producción) para las empresas petrolíferas. Otra cuestión es si el gobierno tendría el valor de incrementar el precio del diésel, el queroseno y el gas para cocinar, todos ellos artículos políticamente delicados.
Por Kunal Kumar Kundu.