
El mercado laboral de EEUU parece aguantarlo todo. A pesar de la incertidumbre política generada por la Administración Trump en diversos frentes, el empleo estadounidense está mostrando una resistencia inesperada. Aunque los detalles de las cifras de nóminas no agrícolas de junio mostraron algunas áreas de debilidad, el panorama general del empleo sigue siendo alentador. Sin embargo, la situación no es igual de benigna para todos los trabajadores. Hay un inesperado grupo que está teniendo dificultades para encontrar trabajo: los recién licenciados universitarios.
Un dato ha llamado poderosamente la atención de los economistas y analistas que siguen el mercado de trabajo de EEUU, 'artefacto' muy vigilado en calidad de termómetro de la primera economía del mundo y catalizador de Wall Street al tener la Reserva Federal (fijadora de los tipos de interés en el país) el doble mandato de vigilar la inflación y el empleo. Ese dato no es otro que la tasa de paro entre los recién titulados universitarios, que ronda el 6%, frente a cerca del 4% para el conjunto de la población.
Es cierto que la diferencia de aproximadamente dos puntos porcentuales no parece excesiva, pero sí sostenida, ya que se abrió en 2022. Además, y aquí radica la preocupación, se trata de una anomalía. Desde 1990 hasta 2022, la tasa de desempleo de los recién licenciados fue sistemáticamente inferior a la del resto de la población. Más de 30 años después, este indicador está dando la voz de alarma.
Una mirada más profunda revela un mercado laboral muy diferente para los trabajadores principiantes. Aunque no se trata solo de universitarios recién graduados, un informe de mayo de Oxford Economics concluyó que el 85% del desempleo desde mediados de 2023 podría atribuirse a personas que acaban de incorporarse a la población activa. Los datos destilan, en definitiva, unas barreras de entrada, como mínimo, para tener muy en cuenta.
"Invertir en educación superior ya no es una apuesta tan segura como lo era en el pasado. Los programas académicos obsoletos, el ascenso de la Inteligencia Artificial (IA) y un exceso de oferta de titulados están erosionando el valor de mercado de los títulos universitarios. En EEUU, y por primera vez en más de tres décadas, los recién licenciados universitarios registran una tasa de desempleo superior a la del conjunto de la población", se hace eco de la situación una nota de investigación de UniCredit Research titulada muy reveladoramente '¿Aún vale la pena ir a la universidad?'.

En la nota, el economista Edoardo Campanella refiere que incluso las escuelas de élite están teniendo dificultades para dotar a sus alumnos de las competencias que demanda el mercado. Por ejemplo, según algunas estimaciones, el 25% de los graduados MBA de la Harvard Business School siguen desempleados tres meses después de graduarse. Esta es una métrica inquietante en la medida en la que la mayoría de los MBA de las mejores escuelas terminan en empleos bien remunerados, con un salario medio inicial de unos 175.000 dólares, y los responsables de las escuelas afirman que tienen ventaja en el mercado laboral de oficina.
Harvard no es la única escuela de negocios de élite donde los recién graduados parecen tropezar en su camino hacia el mercado laboral. Más de una docena de programas MBA de alto nivel, incluidos los de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, la Graduate School of Business de Stanford y la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York, obtuvieron el año pasado peores resultados de inserción laboral que en ningún otro momento de la historia reciente, según informaba hace poco el Wall Street Journal.
Para Campanella, hay muchos factores que pueden explicar esta dinámica. En primer lugar, enumera, en muchas industrias de servicios, en particular tecnología, finanzas y derecho, los puestos de trabajo de nivel básico se están automatizando rápidamente a través de sistemas de IA. En segundo lugar, continúa, hay una gran oferta de licenciados: "No solo compiten entre ellos dentro de sus jurisdicciones nacionales, sino también con titulados extranjeros afincados en países donde los costes laborales son bajos. Una buena conexión Wi-Fi es suficiente para mantenerse en contacto con un empleador con sede en otro lugar".
En tercer lugar, en un mundo en el que las tecnologías evolucionan con rapidez y las industrias se reconfiguran radicalmente, las titulaciones académicas podrían quedar obsoletas con rapidez, constata el italiano. En cuarto y último lugar, acaba, hay una suerte de cambio de paradigma en los proceso de selección: "En el pasado, un título académico se convirtió en un requisito mínimo para acceder a un puesto de trabajo en muchos sectores, aunque dichas cualificaciones no fueran esenciales para desempeñar el trabajo en sí. Ayudaban a las empresas a filtrar un gran número de solicitudes. Hoy en día, gracias a las nuevas tecnologías, algunas empresas están experimentando con procesos de contratación sin CV".
"El mercado laboral para los universitarios recién licenciados en 2025, hasta ahora, es uno de los más difíciles de la última década, aparte del periodo de la pandemia", afirma Jaison Abel, economista del Banco de la Reserva Federal de Nueva York. No sólo el gobierno federal recorta empleos. Además de los recortes de empleo por parte del gobierno federal, las empresas tecnológicas y de consultoría también están reduciendo su plantilla tras un periodo de rápido crecimiento. Y los empresarios en general se han mostrado cautos a la hora de contratar ante la incertidumbre de las políticas comercial y fiscal.
"Lo que ocurre, básicamente, cuando hay incertidumbre es que las empresas tienden a mantenerse estables, a esperar y ver qué pasa", afirma Abel. "Así que la contratación realmente se ralentizó". Aunque, como destaca UniCredit, hay algunos empleadores que pueden estar utilizando la IA para realizar tareas que los trabajadores de nivel básico solían hacer, Abel sospecha que eso todavía es bastante poco común.
Las redes sociales hablan
Mientras los expertos discuten las razones de esta tendencia, los testimonios se multiplican en las redes sociales, el más nítido reflejo de los tiempos. Una cascada de trabajadores principiantes estadounidenses se quejan del estado del mercado laboral y de lo difícil que es encontrar trabajo. "Ahora mismo parece más probable ganar la lotería que conseguir un trabajo", lamenta una joven usuaria de TikTok . "Esto no es lo que esperaba", se queja otra joven en Instagram mientras sostiene un fajo de currículums y se seca las lágrimas. "Pero ya no puedo seguir haciéndome ilusiones, necesito ganar dinero".
Hay casos concretos aún más reveladores. Como relata NPR, Azraiel Raines soñaba con trabajar para el Departamento de Estado cuando se licenció en Estudios Globales por la Universidad Estatal de Idaho. Pero el Departamento de Estado no está contratando. De hecho, recortó más de 1.300 puestos de trabajo la semana pasada como parte de una reducción más amplia del gobierno: aunque el CEO de Tesla, Elon Musk, ha abandonado el 'barco', la misión gubernamental DOGE sigue intentando adelgazar la administración buscando una mayor eficiencia del gasto.
"Mi primera oportunidad se esfumó", admite Raines. Cuando se acercaba su graduación, hizo entrevistas en bufetes de abogados, pero nunca le devolvieron la llamada. En EEUU es habitual salir de uno de estos centros 'colocado' en el mercado laboral. Las solicitudes de empleo en el distrito escolar tampoco dieron resultado. "Me entró el pánico", cuenta Raines. "¿Qué voy a hacer si no tengo trabajo después de graduarme?". Finalmente, consiguió un puesto en el departamento de orientación de su alma máter en Pocatello, Idaho, donde supervisa la extensión a la comunidad. "No me imaginaba haciendo eso", confiesa Raines.
Aunque voces autorizadas como la de Abel piden paciencia a los recién graduados -un estudio de la Fed de Nueva York señala que la mayoría encuentra puestos más gratificantes al cabo de unos pocos años-, lo cierto es que no hay soluciones fáciles para este reto dentro del mercado laboral, ya que en parte es de naturaleza estructural, plantea Campanella: "Lo que se necesita es rediseñar la oferta académica para dotar a los estudiantes de competencias que puedan soportar la revolución digital y no puedan ser sustituidas por la IA. Pero tal transformación requiere tiempo".
"Además, los empleadores deberían estar más dispuestos a apoyar la formación profesional no universitaria y las oportunidades de aprendizaje, reconociendo que para muchos trabajos los títulos académicos se utilizan simplemente como una herramienta de filtrado. Por último, los gobiernos podrían ofrecer incentivos fiscales a los empresarios para que contraten a trabajadores más jóvenes sin discriminar entre licenciados y no licenciados", propone el economista italiano.