
El robotaxi de Tesla ya está en las calles de Austin, aunque la euforia queda en pausa. Después de años de promesas grandilocuentes, Elon Musk y su compañía lanzaron a finales de la semana pasada un servicio que más parece una versión beta restringida que la revolución autónoma que el mercado y sus accionistas esperaban. Vehículos limitados a un área pequeña, pasajeros por invitación y la presencia de un "monitor de seguridad" humano en cada coche que ponen en evidencia que el futuro soñado todavía está en construcción.
Lo que está en juego no es solo la imagen de Tesla como pionera en la conducción autónoma, sino una valoración bursátil de casi 800.000 millones de dólares de aquí a 10 años que se sostiene en buena medida sobre la esperanza de que estos robotaxis transformen la forma en la que se mueve el mundo. Una primera prueba que deja más preguntas que respuestas.
Prometer robotaxis por todos lados y entregar con retraso un vehículo que solo recorre las calles del sur de Austin ha restado credibilidad a las promesas de Elon Musk sobre los nuevos proyectos de una compañía cuya valoración en bolsa se sustenta más en sueños que sobre cimientos construidos: en los últimos dos años el lanzamiento del Cybertruck no ha dado los resultados esperados, el modelo barato prometido para facilitar la accesibilidad del coche eléctrico no ha llegado y los beneficios han caído.
Acorde a los cálculos de Bloomberg Intelligence, el negocio core de Tesla, el de fabricación de vehículos, podría valer nada más que 50 dólares por acción, es decir, apenas un 15% del precio actual de los títulos de la compañía. A día de hoy, supone el 85% del beneficio bruto de la compañía.
Así, el último informe de valoración de RBC Capital asignaba el 59% de su precio objetivo, 181 dólares por acción, al negocio de los robotaxis y otros 53 dólares a la capacidad que prevén que tenga Tesla, de aquí a 10 años vista, de monetizar la tecnología de conducción autónoma. Cifras que suman una valoración de unos 815.000 millones de dólares y que ponen de manifiesto la fragilidad de las cifras que sostienen a Tesla -por corresponder a negocios que no están operativos al cien por cien de sus capacidades- con un PER (veces que se recoge el beneficio en el precio de la acción) de más de 156 veces.
De cara a cierre de año, el consenso de analistas de Bloomberg ve el precio objetivo de la empresa en los 299 dólares, un 5,7% por debajo de los niveles actuales y menos de la mitad de los expertos recomienda "comprar" sus acciones. Asimismo, se prevé que el margen de beneficio caiga seis décimas hasta el 6,5% para 2025 y el beneficio por acción se reduzca en el entorno del 15% para el conjunto de 2025.
Según un análisis reciente de Goldman Sachs, el negocio de los robotaxis de Tesla podría sumar entre 2,5 y más de 81 dólares a la acción de aquí a 2040, dependiendo de la flota operativa y los márgenes que sean capaces de conseguir.
Musk contra Trump: primer asalto
Pero la acción de Tesla, además de sufrir con esta gestión errática de la compañía, lidia con los coqueteos políticos de su fundador y el enfrentamiento en el campo de batalla de las redes sociales -donde los líderes mundiales guerrean en el siglo XXI- con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. En las últimas horas, el republicano ha dejado caer que el departamento de eficiencia gubernamental (el mismo DOGE que Musk dirigía hasta hace unas semanas) debería revisar los subsidios a las empresas del sudafricano, Tesla y Space X, entre otras.
"Sin subsidios, Elon probablemente tendría que cerrar la tienda y volver a Sudáfrica", comentó el magnate en un mensaje a última hora de la noche del pasado martes en su red social Truth Social antes de advertir: "No más lanzamientos de cohetes, satélites ni producción de automóviles eléctricos y nuestro país ahorraría una FORTUNA (...) SE PUEDE AHORRAR MUCHO DINERO".
Un mensaje que corrió como la pólvora durante una sesión en el Senado de Estados Unidos en la que se estaba votando el proyecto de ley presupuestaria y de recortes fiscales de Trump que Elon Musk rechaza de pleno. De hecho, en X amagó con poner en marcha un nuevo partido político que haga frente al binomio demócratas-republicanos, lo que en la práctica supondría enfrentarse a Trump en las urnas.
Every member of Congress who campaigned on reducing government spending and then immediately voted for the biggest debt increase in history should hang their head in shame!
— Elon Musk (@elonmusk) June 30, 2025
And they will lose their primary next year if it is the last thing I do on this Earth.
"A cada miembro del Congreso que hizo campaña por reducir el gasto gubernamental e inmediatamente votó por el mayor incremento de deuda de la historia debería caérsele la cara de vergüenza", escribió antes de añadir: "y perderán sus primarias el año que viene aunque sea lo último que haga en esta Tierra".
A principios de junio, un conato de enfrentamiento entre Musk y Trump amenazó con hacer saltar por los aires la aparente tregua pactada entre los empresarios tras la salida del fundador de Tesla del Gobierno norteamericano. Entonces, Musk acusó a Trump de pederastia, asegurando que el presidente estaba "ocultando" los supuestos documentos de Jeffrey Epstein "porque su nombre aparece en ellos". Y en respuesta, el político amenazó con "anular todos los contratos y subvenciones públicas" con las firmas del magnate. Durante aquellos días, la acción se llegó a desplomar más de un 17% y desde entonces los títulos han recuperado parte del terreno perdido (11,5%), aunque sin llegar a curarse del golpe por completo