
La batalla entre BBVA y Sabadell, que el mercado ha ido cotizando segundo a segundo, coloca la mejora del dividendo o mimar al accionista en la última milla de los dos escenarios a los que se ha reducido el desenlace de la opa.
El grupo vasco despejó ayer que va a por todas y no arroja la toalla pese a las condiciones fijadas por el Gobierno. Aunque el dividendo no está ahora en el debate, los analistas no descartan algún guiño posterior para los inversores que han sufrido el peso de la ofensiva en su cotización durante más de un año y tendrá que esperar un mínimo de tres ejercicios adicionales hacia adelante para que se consume la perseguida fusión con Sabadell por las imposiciones del Ejecutivo.
La última carta puesta sobre la mesa por el banco vallesano,con la venta de TSB Bank, mete precisamente presión para mejorar su oferta. E, incluso, si la entidad presidida por Josep Oliu lograse desactivar la opa la recompensa al accionista estaría en el foco más que nunca.
El banco catalán se sacó de la chistera la venta del británico como un arma poderosa en el intento de repeler la opa hostil después de recibir muestras de interés de varias entidades. El concurrido proceso de concentración en el que está sumida la banca británica y la situación del Sabadell, en contra de ser comprado, se convirtió en oportunidad para los interesados. Y sobre la mesa tiene ahora sendas ofertas de Barclays y Banco Santander UK que rondarían los 2.800 millones de euros.
Los analistas de Jefferies estimaron hace unos días que la venta del negocio británico liberaría 1.800 millones de euros de capital extra para el grupo catalán, cuyo destino podría ser en gran parte para premiar al accionista, reservando una porción del talón para empujar el crecimiento (de forma orgánica o no).
El dividendo se encuentra, precisamente, en el eje de su estrategia de defensa. El Sabadell elevó el año pasado su promesa de remuneración para el bienio 2024-2025 en tres ocasiones desde los 2.400 millones de euros iniciales hasta 3.300 millones. Y el pasado mes de marzo, con los primeros resultados del ejercicio cerrados, escaló a 3.400 millones la cifra subiendo al marcador una nueva dotación de 100 millones.
El próximo día 24 presentará el plan estratégico para 2025-2027 con que el busca convencer a sus accionistas para que no vayan al canje y se esperar una actualización de dichos compromisos.
La jugada busca meter presión al grupo vasco sobre su oferta. El banco presidido por Carlos Torres ya avisó de que el canje propuesto era su mejor oferta desde el inicio, en la misma carta que le remitió al consejo de administración del Sabadell donde planteaba una fusión amistosa, y posteriormente ha reiterado que no cambiará el precio al ser cuestionado al respecto.
Pero muchos analistas esperan que mejore la oferta por la propia la trayectoria financiera del vallesano, cuya cotización se mueve alrededor de un 5% por encima del canje y ha llegado a superar el 8% en algún momento, indican fuentes financieras.
La gran complejidad de asumir un dividendo extra con cargo a TSB Bank si lo promete Sabadell antes es que tendría que extender el abono al conjunto del accionariado del grupo, diluyendo su pago efectivo o encareciendo toda la transacción cuando, al final, compraría un grupo menor, si se desgaja el británico. Según un reciente informe de Citi, la entidad contaría con 4.300 millones de euros en exceso de capital -para encajar la compra y quedaría aproximadamente la mitad de remanente para, eventualmente, mejorar la oferta o el dividendo-.
Sabadell tiene como política de remuneración distribuir entre el 40 y 60% de su beneficio, aunque en plena opa ha engordado esa cifra con programas de recompras de acciones. En BBVA la horquilla oscila entre el 40 y 50%, y también la ha completado con recompras.
El capital de BBVA se repartía a finales de entre 690.635 accionistas, último censo publicado por la entidad en su informe financiero. No hay datos recientes de Banco Sabadell, que en junio de 2024 contaba a su vez con 196.497 accionistas, por la propia estrategia de la entidad de mantener la confidencialidad de estas referencias dentro de la batalla contra la opa.