
Tutankamón fue uno de los últimos faraones durante la dinastía XVIII del Antiguo Egipto, pero también uno de los más famosos. Su breve pero intenso paso por el mundo dejó rastro, y desde entonces, miles de expertos e historiadores han tratado de comprender cómo fue su vida. De él sabemos que fue hijo de Akenatón y que comenzó su reinado en el año 1332 antes de Cristo.
También sabemos que en aquella época solo tenía nueve años y que se casó con su hermanastra. No obstante, se cree que falleció cuando tenía apenas 18 o 19 años. Pese a su corta vida, los libros de historia hablan de su mandato y miles de años después la gente sigue recordándole. El aclamado arqueólogo Howard Carter fue el que encontró su tumba y quien catalogó los objetos que encontró en la antecámara.
La cantidad de artilugios enterrados junto al faraón era tan grande, que tardaron años en sacar todos ellos a la luz. De los más de cinco mil artículos hallados, hay muchos que parecían tener un uso a simple vista, pero que tras varios estudios e investigaciones han demostrado ser todo lo contrario a lo que parecía inicialmente. Prueba de ello es el reciente descubrimiento que el doctor Nicholas Brown ha publicado en la revista The Journal of Egyptian Archaeology.
El Despertar de Osiris
Tal cantidad de objetos encontrados provoca que algunos de ellos sean pasados por alto o se les atribuya un posible uso incorrecto. Y eso es precisamente lo que intenta demostrar este estudio, que un grupo de artículos hallados en la tumba de Tutankamón tienen más importancia de la que parece. Se trata de unas bandejas de barro junto con otros elementos, que parecen estar relacionadas con un rito funerario.

Como explican en el estudio, "originalmente, se creía que estas artesas de arcilla servían para representar los emblemas encontrados en las cercanías y estrechamente relacionados con ellas. Sin embargo, un análisis más detallado del contexto religioso y arqueológico de los artefactos permite otra interpretación de su función. (...)La investigación concluye con la propuesta del autor de que las bandejas de barro funcionaban, en cambio, como palanganas para ofrendas de libación en un rito funerario probablemente asociado con Osiris."
Las bandejas, junto con unos bastones de madera, se encontraban situados en una esquina, muy cerca del sarcófago. Según los expertos, se utilizaban en un rito que facilitaba la transformación del faraón en Osiris, Dios del inframundo, obteniendo así la inmortalidad en el reino espiritual. Se cree que Tutankamón pudo haber sido el primer gobernante en realizar este acto.
Las antiguas escrituras de los egipcios cuentan un mito en el que despertaban a Osiris colocando estas grandes barras de madera detrás de su cabeza. Además, los expertos como Brown apuntan a que utilizaban el agua del río Nilo, que se creía pura y revitalizante, junto con estos bastones históricos para tratar de devolver a Tutankamón a la vida.