
El compromiso de Banco Santander con el medioambiente ha quedado visiblemente refrendado por su presencia continuada en los índices bursátiles de referencia para los inversores y analistas expertos en sostenibilidad.
El banco suma 16 años en los índices Dow Jones Sustainability Index (DJSI) tanto a nivel europeo como global. Santander presenta este año una puntuación total de 92 puntos sobre 100, lo que lo sitúa como el sexto banco mejor valorado del mundo y el primero en España por su desempeño sostenible, su contribución social en los mercados en los que está presente y sus iniciativas de protección al medioambiente.
En la revisión de 2016 del DJSI, Santander competía con más de 190 entidades financieras, de las cuales 27 consiguieron formar parte del índice. El banco ha mejorado su valoración en ocho puntos con respecto a 2015. Además del compromiso con el medioambiente y la gestión de riesgos y oportunidades en materia de cambio climático, el DJSI ha destacado en el Santander el desempeño en otros vectores de la sostenibilidad, como la excelencia en la calidad del servicio, la atracción y la retención del talento y los programas de apoyo a la sociedad.
No es de extrañar, por tanto, que la reducción de la huella ambiental sea considerada una prioridad estratégica por el grupo.
Plan de eficiencia energética
Banco Santander ha lanzado un plan que finalizará en 2018 y que pondrá en marcha más de 200 medidas en los mismos países, y en los centros de procesos de datos (CPD), para reducir en un 9% el consumo eléctrico de los edificios, disminuir en el mismo porcentaje la emisión de CO2 y gases de efecto invernadero, y minorar en un 4% el consumo de papel.
El nuevo plan incluye campañas de concienciación y sensibilización medioambiental entre los empleados del Santander, lo que persigue una mejor gestión de la demanda de estos y otros recursos, como el agua, y una correcta gestión de los residuos.
Para reducir en un 9% sus actuales emisiones de CO2, la entidad bancaria tiene prevista la compra de electricidad verde y la selección de proveedores de electricidad según su mix energético. A lo anterior se unen medidas para minimizar el consumo de energía (electricidad y gas natural), pensadas para optimizar los espacios de trabajo y aumentar la eficiencia de los equipos de climatización e iluminación, y de las calderas.
Estas acciones se complementan con un mayor control de los horarios de encendido y apagado de equipos, la modificación de las temperaturas de consigna e incluso con la renovación de infraestructuras como los ascensores.
El ahorro de energía se materializa también en la nueva política de viajes del Santander, que promueve, por ejemplo, el uso de salas de telepresencia, videoconferencia y de nuevas tecnologías, y fomenta el viaje en tren en lugar del avión. Proyecta iniciativas como la Semana sin viajes y realiza asimismo un seguimiento de emisiones de los viajes de sus empleados.
El banco logrará la reducción del 4% en consumo de papel de aquí a 2018 con la implantación de ideas para su uso racional, como imprimir a doble cara, utilizar equipos multifuncionales, digitalizar documentos, evitar correspondencia innecesaria, comprar papel certificado o implementar un programa de firma electrónica.
El nuevo plan recoge además iniciativas para evitar el despilfarro de agua, con la sustitución de sus torres de refrigeración e instalación de grifos automáticos. También se ocupa de la adecuada gestión de residuos mediante consignas que involucran a la empresa, y a sus empleados y proveedores, y que abarcan acciones como separar residuos, usar envoltorios de comida reciclados, reutilizar vasos y aceites, donar restos de comida y utilizar compost con residuos orgánicos.
Políticas en sostenibilidad
La política de sostenibilidad del banco hace referencia igualmente a la gestión de los riesgos ambientales en operaciones de financiación en sectores y actividades sensibles.
En este sentido, la actividad financiera del banco se debe ceñir a los criterios de las políticas sectoriales que establecen las prohibiciones de financiación a determinadas actividades y las restricciones a algunas otras relativas a energía y soft commodities (productos como aceite de palma, soja y madera). Recientemente se ha extendido este enfoque, en energía, a actividades de extracción de gas no convencional, arenas bituminosas o extracción de combustibles fósiles en aguas profundas; en soft commodities, también se incluye la ganadería.
Estas políticas van más allá de los Principios del Ecuador (impulsados en 2003 por la Corporación Financiera Internacional), se aplican a todas las operaciones de banca mayorista y, en el caso de las actividades prohibidas, a todas las operaciones de banca comercial.
Por su parte, la política de cambio climático recoge el marco de actuación para la protección del medioambiente e incorpora el nuevo marco climático internacional surgido tras el Acuerdo de París.
El banco contribuye a minimizar los efectos del cambio climático mediante la financiación de proyectos de eficiencia energética y energías renovables. Concretamente, en 2015, el banco participó en la financiación de un total de 7.362 MW (un 42% más que en el año anterior) generados en parques eólicos, plantas hidroeléctricas y fotovoltaicas.
Compromiso internacional
Como es natural, las acciones del Santander no se limitan a sus operaciones en España. En Brasil, por ejemplo, destaca el programa Reduza e Compense, que busca involucrar a toda la sociedad con campañas de sensibilización y una herramienta online para calcular las emisiones de CO2 y saber cómo puede reducirlas y compensarlas. Las compensaciones se llevan a cabo a través de créditos de carbono voluntarios que se utilizan luego para llevar a cabo proyectos sostenibles. Desde su lanzamiento en 2013 se han registrado 134.812 visitas en su plataforma y se han compensado 75.891 toneladas de CO2.
En Polonia, 53 oficinas están certificadas con el sello Green Office otorgado por Partnership for Environment Foundation, que confirma el cumplimiento de normas ecológicas al más alto nivel.
En todo el Grupo se celebró por sexta vez la Hora del Planeta, una campaña mundial de sensibilización organizada por World Wildlife Fund (WWF). Se apagaron las luces en 137 edificios y oficinas en Brasil, España, México, Reino Unido, Polonia, Chile, Alemania, Estados Unidos, Argentina y Portugal.