La compra de Monsanto por parte de Bayer va a ser un camino arduo para la alemana. Las autoridades europeas están poniendo más trabas de las previstas a la operación y ayer Bayer reconoció que tendrá que deshacerse de más activos si quiere terminar con éxito esta operación, valorada en su día en cerca de 60.000 millones de euros. "De ninguna manera el acuerdo que se firmó con Basf constituye la totalidad de las desinversiones antimonopolio. Las agencias emitirán su veredicto sobre cuáles son las soluciones necesarias. Es probable que sea un primer paso y que algo más está por venir ", reconoció ayer el presidente ejecutivo Werner Baumann después de la presentación de los resultados de la compañía del tercer trimestre, y recogió la agencia Reuters.
Hay que recordar que, de momento, tras anunciar la operación con Monsanto, Bayer ya ha realizado dos grandes desinversiones. Por un lado, con la reducción de su participaciónen Covestro, que fue su división de plásticos para la industria, desde un 65 por ciento hasta un 24,6 por ciento. Y, por otro, con la venta de parte de su negocio de semillas y herbicidas a su competidora Basf por 5.900 millones de euros en efectivo.
A principios de este mes, los reguladores europeos retrasaron la fecha límite del 22 de enero de 2018 en el proceso de aprobación de Monsanto para que las empresas puedan obtener la información que se les pidió.
Por debajo de lo esperado
Respecto a los resultados, el grupo farmacéutico obtuvo un beneficio neto de 7.188 millones de euros en los nueve primeros meses del año, una cifra que representa una mejora del 76,3 por ciento respecto al resultado del mismo periodo de 2016 gracias a las plusvalías de 2.800 millones relacionadas con la desconsolidación de Covestro. La facturación alcanzó 26.419 millones de euros, un 1,1 por ciento más que hace un año.