
Javier Colás preside la filial española de Medtronic, el proveedor de soluciones, tecnologías y servicios médicos más grande del mundo, con más de 88.000 empleados y unos ingresos superiores a los 26.000 millones de euros.
Es de las pocas compañías del sector que ha logrado sortear la crisis en positivo. "Sin eficiencia, no hay innovación", sostiene en esta entrevista, donde incide en claves como la creación de valor en procesos, más allá de la venta de dispositivos.
Permítame comenzar preguntando por Donald Trump. ¿Cómo puede repercutir su proteccionismo o críticas a las deslocalizaciones en Medtronic?
Lo hemos discutido internamente alguna vez y no está claro qué era peor, si Hillary Clinton o Donald Trump. Como industria, nuestra misión es que todos los pacientes que se puedan beneficiar de nuestra investigación y productos puedan hacerlo y el plan de Obama coincide con nuestra misión. ¿Va a continuar Trump con esto? No parece que vaya por esa línea, pero también es difícil ir contra el beneficio social de un sistema sanitario de calidad. Es una amenaza que puede ser un poco fachada, estoy convencido de que el 90 por ciento de sus amenazas no se va a llevar a efecto.
Volviendo a España, ¿cómo está creciendo durante este año?
Nuestro mercado no ha crecido o ha crecido muy poco en los últimos años, como resultado de la presión en el gasto. Para nosotros, todos estos años de la crisis han sido positivos. Estamos creciendo por encima del 5 por ciento, lo que quiere decir que es fruto también de nuestra estrategia de pasar de vender única y exclusivamente tecnología, a tratar ahora de contribuir también con soluciones, que significan servicios, tecnología e incluso productos no necesariamente nuestros, sino de otras compañías, para mejorar la eficiencia de un proceso.
¿Cuáles son los efectos más negativos de la crisis que arrastra el sector de tecnología médica?
La crisis nos hizo tomar medidas de reducción de gasto en el corto plazo que han tenido una influencia importante en la introducción de innovación en el sistema y, sobre todo, en la renovación de la tecnología existente en los hospitales, problema que todavía no se ha resuelto. Pero el efecto más importante de la crisis es que hizo aumentar la variabilidad, que significa que nuestro sistema es muy distinto en función de dónde le toca a uno ir. El efecto más perverso de la crisis es un aumento de la variabilidad.
¿Qué le pediría, por cierto, a la ministra de Sanidad?
Merece la confianza de dejarle empezar a trabajar. ¿Qué le pediría? Creo que es muy importante la aplicación en España de la directiva de compra pública, porque estoy convencido de que va a abrir la puerta a ganar eficiencia en los procedimientos. Puestos a pedir, me gustaría que nuestro sistema evolucionase hacia uno donde los clínicos tuviesen más autonomía de gestión y más responsabilidad en los procesos en los que se ven envueltos, y lo mismo para los gerentes hospitalarios. Dar más responsabilidad a los profesionales y permitirles más autonomía de la gestión es importante para la mejora del sistema y, por cierto, no estaría de más que se acompañase de mejores condiciones económicas de los profesionales, porque tenemos a los médicos, gestores y profesionales peor pagados de Europa.
¿Cree que podrá hacer de escudo frente a Hacienda?
Tiene un trabajo duro en discutir con el ministro de Hacienda para lograr que los recortes no impacten en el sistema sanitario, el que más ha sufrido los recortes debido a las necesidades de reducción del déficit público en los últimos años. Incidir de nuevo en recortes en sanidad sería algo que difícilmente la sociedad va a entender.