Salud Bienestar

La cúpula de Grifols someterá su continuidad a los accionistas este año

  • Thomas Glanzmann y Víctor Grifols Deu acaban mandato este año y deben ser ratificados en junta
  • Albert Grifols, que llegó tras la jubilación de Víctor Grifols Roura, también debe ser ratificado en 2024
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En mitad de la peor tormenta bursátil y reputacional que ha vivido la farmacéutica Grifols en toda su historia, este año se juega su puesto una parte importante de la cúpula de la compañía. Tanto el presidente y CEO, Thomas Glanzmann, como el director de operaciones, Víctor Grifols Deu, y el recién nombrado Albert Grifols Coma-Cros, tienen que revalidar su sillón en el Consejo de Administración de la firma del Ibex 35. Será en primavera cuando los accionistas tengan que evaluar y votar la continuidad de las tres personalidades.

Los dos primeros directivos cumplen en 2024 el periodo de cuatro años que, según los estatutos de Grifols, pueden estar en el consejo. Serán por tanto los accionistas de la farmacéutica los que decidan prorrogar su cargo hasta el 2028. El caso de Albert Grifols Coma-Cros es distinto. Fue nombrado el pasado 18 de diciembre tras anunciar Víctor Grifols Roura su jubilación y la decisión debe ser refrendada en la primera junta de accionistas que se celebre, es decir, en 2024.


El pasado jueves, durante la celebración de un encuentro con accionistas para tratar, en vano, de tranquilizar al mercado, Glanzmann admitió que había margen para mejorar en la gobernanza de la compañía. Más allá de si sus palabras puedan o no ser premonitorias, lo que es evidente es que el máximo responsable actual de la compañía es consciente de los pasos a seguir.


Con todo, hay que recordar que alrededor del 30% de las acciones de Grifols pertenece a la familia fundadora, ya sea de forma directa o a través de las diversas sociedades donde tienen activos, como Scranton o Deria. Por tanto, gran parte del poder de decisión la sigue teniendo la familia fundadora.
En los últimos tiempos, el baile de cargos y sillas en la cúpula de Grifols ha sido constante. El mercado llevaba años pidiendo una mayor profesionalización en el timón de la compañía y la farmacéutica comenzó a hacer pequeños retoques.

Últimos bailes del Consejo


Fue el 1 de enero de 2017 cuando Víctor Grifols Roura decidió dar el primer paso atrás dentro de la farmacéutica. Entonces dejó su cargo de consejero delegado para dar paso en la dirección de la compañía a su hermano y su hijo, Raimon Grifols Roura y Víctor Grifols Deu. Ambos actuaron como coCEO durante unos años, hasta que la farmacéutica decidió dar un giro de timón y dar paso a miembros no familiares para gestionar la empresa.


Durante el mandato de ambos, llegó la gran crisis de deuda de Grifols. Diferentes decisiones, como el pasivo de casi 1.000 millones de euros procedente del Fondo Soberano de Singapur o la compra de la alemana Biotest, unida a la pandemia de Covid, llevó a la compañía a unas ratios de apalancamiento inasumibles para el mercado, que comenzó a castigar la acción.


Fue entonces cuando llegó Steven Mayer. En sus manos se encomendó la tarea de reconducir la situación. La primera y única decisión del directivo fue un intenso plan de reestructuración, que conllevó el despido de más de 2.000 personas (la mayoría en Estados Unidos) y el cierre de varios centros de donación de plasma.


Pero algo no debió encajar. Poco después de anunciar la estrategia de ahorro de costes, Mayer decidió dejar su puesto, aludiendo a problemas de salud. Por tanto, tras un periplo de escasos meses (141 días), decidió dar un paso al lado para que llegase Thomas Glanzmann, actual presidente y CEO de la farmacéutica. De hecho, su silla en el Consejo sigue vacía y la farmacéutica no la va a amortizar, por lo que en las próximas fechas se conocerá a su sustituto.


Lo cierto es que el nuevo directivo estaba enderezando la situación, al menos desde el punto de vista bursátil. Como mayor logro en los meses que lleva al frente se encuentra la desinversión en Shanghai Raas, que permitirá al grupo destinar unos 1.600 millones a reducir su deuda, el talón de Aquiles de la farmacéutica.


El problema vuelve a ser el valor de la acción. Tras remontar desde mínimos en marzo de 2023, el ataque salvaje de Gotham ha despeñado el valor en el Ibex 35 y las explicaciones de la cúpula no han convencido al mercado. De hecho, la propia CNMV ha solicitado información detallada sobre los vínculos de la compañía con el vehículo inversor Scranton, segundo accionista y que tiene entre sus dueños a parte de la familia Grifols. Glanzmann dijo que no controlaban más del 20%, pero el mercado parece que no salió convencido.


De hecho, durante la última aparición del presidente con los analistas, el pasado jueves, también participaron el director financiero y Raimon Grifols. Todos a una defendieron la gestión realizada durante 2023, pero una cosa será su evidente posición y otra la que tome durante los próximos meses el mercado, ya que el valor de la acción será determinante en el devenir de la farmacéutica.

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