Grifols no logra convencer al mercado. Tras haber convencido a los inversores el plan de ajuste presentado en febrero, que implicará 2.300 despidos, la compañía se ha dejado un 40% de su valor bursátil desde que anunció la salida de su presidente Steven F.Mayer, sustituido por el consejero Thomas Glanzmann, tras solo 144 días en el cargo. La puntilla se la ha dado la agencia de rating Moody's que ante el "débil desempeño" de la cotizada ha optado por rebajar la nota de B1 a B2 y mantener la perspectiva negativa.
La firma de análisis emitió un informe en el que justificaba el recorte tanto por su elevada deuda como por el aumente del coste de recolección de plasma. "La persistencia de un apalancamiento elevado y un desempeño operativo más débil de lo esperado también provocaron cambios en la administración", lamenta.
Moody's recuerda que el endeudamiento de la firma de hemoderivados se mantiene alto, con una relación de 9,5 veces deuda/Ebitda a final de 2022. A pesar del descenso que provocará obtener un flujo de caja positivo en 2023, la agencia no considera que se pueda recortar de manera significativa. Según sus cálculos, la ratio se situará en 7 veces en 2024 gracias a la mejora del Ebitda y el plan de ahorro de costes presentado, que pretende rebajar en 400 millones al año el gasto.
Además, Grifols comenzará a afrontar vencimientos de deuda. En el horizonte aparecen dos emisiones de bonos por valor de 1.900 millones de euros en el primer semestre de 2025. "La refinanciación de estos instrumentos mucho antes de su vencimiento será clave para respaldar el rating B2", advierte la agencia.
Moody's también lamenta la subida del precio del plasma
Moody's sí considera que la liquidez de la empresa controlada por la familia Grífols es adecuada. No obstante, los 548 millones en caja y la promesa de la organización de centrarse en el desapalancamiento, eliminar el dividendo y abandonar la política de adquisiciones no ha sido suficiente para la firma. La compañía ha llegado incluso a decir que se plantea la venta de su participación en Shanghai RAAS, como explicó elEconomista.es.
La deuda no es el único problema para el grupo de hemoderivados. A pesar de haber superado el golpe de la pandemia, la rentabilidad es todavía inferior a los niveles de 2019. Antes del coronavirus, su margen de Ebitda era del 28,7% mientras que en 2022 era del 20,4%.
"Si bien los volúmenes de recolección de plasma de Grifols se han recuperado a niveles previos a la pandemia, las tarifas que debe pagar para los donantes de plasma se han mantenido altos", señala Moody's.