
Dos estudios publicados esta semana asocian la dieta mediterránea a importantes beneficios para la salud, como a un menor riesgo de demencia, de enfermedad cardiovascular o de muerte.
Riesgo de demencia
El primero de ellos, publicado este martes en la revista BMC Medicine, ha encontrado una asociación entre el consumo de una dieta tradicional de tipo mediterráneo (rica en frutas, frutos secos y marisco) y un menor riego de demencia.
Para realizar esta afirmación, Oliver Shannon y sus colegas de la Universidad de Newcastle analizaron los datos de 60.298 individuos del Biobanco del Reino Unido a lo largo de varios años. A los nueve años, se produjeron 882 casos de demencia.
Al cruzar los datos de los pacientes con los de sus hábitos, y tener en cuenta el riesgo genético de demencia de cada individuo, obtuvieron que los participantes con la mayor adherencia a la dieta mediterránea tenían un 23 % menos de riesgo de desarrollar demencia en comparación con los que tenían la puntuación más baja de adherencia.
No obtuvieron, en cambio, una interacción significativa entre el riesgo poligénico de demencia y la adherencia a la dieta mediterránea, lo que, según los autores, podría indicar que la asociación entre una mayor adherencia a la dieta mediterránea y un menor riesgo de demencia se mantiene, independientemente del riesgo genético individual de demencia.
Enfermedad cardiovascular
El segundo de los estudios (aunque más que un estudio se trata de un análisis de datos agrupados), publicado en la revista Heart también este martes, ha analizado el riesgo de sufrir enfermedad y muerte cardiovascular en mujeres que siguen una dieta mediterránea. Y del mismo modo, han encontrado una asociación: seguir esta dieta reduce casi un 25 % el riesgo de enfermedad cardiovascular y muerte en las mujeres.
Según explican sus autores, estas enfermedades son responsables de más de un tercio de las muertes de mujeres en todo el mundo. Y aunque se sabe que una dieta sana es fundamental para su prevención, hasta la fecha la mayoría de ensayos clínicos han incluido a pocas mujeres o no han distinguido por sexo. Por ello, los investigadores analizaron datos de más de 200 estudios publicados entre 2003 y 2021, que incluían estadísticas sobre más de 700.000 mujeres mayores de 18 años.
En este punto, conviene especificar que, para este grupo de científicos, la dieta mediterránea es aquella rica en cereales integrales, verduras, frutas, legumbres, frutos secos y aceite de oliva virgen extra; moderada en pescado/marisco, y baja o en vino, carnes rojas/procesadas, productos lácteos, grasas animales y alimentos procesados.
Los resultados del análisis mostraron que el seguimiento estricto de una dieta mediterránea se asociaba a un riesgo un 24% menor de enfermedad cardiovascular y a un riesgo un 23% menor de muerte por cualquier causa en las mujeres. El riesgo de cardiopatía coronaria era un 25% menor, mientras que el de ictus también era menor, aunque no estadísticamente significativo, en quienes seguían más de cerca esta dieta en comparación con quienes lo hacían menos.
No obstante, reconocen varias limitaciones en sus conclusiones, como que todos los estudios analizados eran observacionales y se basaban en cuestionarios de frecuencia de alimentos autoinformados. Además, los ajustes por factores potencialmente influyentes variaron entre los estudios incluidos.