La medicina personalizada de precisión es una gran oportunidad para el sistema sanitario porque posibilita actuaciones de salud preventivas, diagnósticas y terapéuticas más eficaces y seguras, pero también significa un cambio de paradigma. El sistema necesita invertir en la formación de profesionales para que se aplique a la práctica clínica de la forma más optimizada posible. La pandemia de Covid-19 aceleró el proceso de utilización de los datos y permitió el salto a la salud digital. Por esta razón, las instituciones necesitan desarrollar estrategias en genómica, salud digital y bioética para que se implemente la medicina de futuro en el sistema sanitario.
Los profesionales de la sanidad necesitan herramientas que los ayuden en el proceso de traducción de los datos. El uso del big data permite que los profesionales se acerquen a medicamentos o a distintas y nuevas formas de desarrollo de fármacos. El conocimiento médico, con la ayuda de la tecnología, está ayudando mucho en la creación de medicinas personalizas y en la prevención de enfermedades. Por ejemplo, la inteligencia artificial puede aplicarse a todas las fases del desarrollo de medicamentos y ofrece cambios cruciales en el desarrollo de los ensayos clínicos.
España es el único país de Europa que no reconoce la asignatura de genética clínica en las facultades. "El sistema está preparado científicamente para afrontar los retos que trae consigo la medicina personalizada de precisión del futuro, pero no del todo en cuanto a su estructura. Sin embargo, estamos en el buen camino. En cuanto al ámbito económico, es una tarea asumible que requiere la coordinación de todos", señala a elEconomista el consejero de Universidad, Innovación y Transformación Digital del Gobierno de Navarra, Juan Cruz Cigudosa.
Esta rama de la medicina permite conocer con exactitud el historial clínico de los pacientes para saber qué terapia es la más eficaz de acuerdo a sus necesidades, pero necesita invertir en la formación de un perfil profesional que, a día de hoy, escasea en España. La raíz del problema surge en las facultades de medicina, donde los futuros profesionales se encuentran ante una situación en la que no se le proporcionan los instrumentos adecuados en tareas de formación.
Los sanitarios actuales y los del futuro necesitan adquirir las competencias necesarias en el campo de la medicina personalizada de precisión. "Tenemos que trabajar en la formación continuada de profesionales porque los sanitarios necesitan herramientas que los ayuden en el proceso de traducción de datos. Para todos aquellos que no reciben la formación correcta, estamos planteando y haciendo una revisión de los programas con los residentes como un elemento del currículum transversal", afirma Celia Gómez González, directora general de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad.
Actualmente existe un documento elaborado por un grupo multidisciplinar de expertos, e impulsado por la Fundación Instituto Roche, que analiza en profundidad las competencias que deberían adquirir los profesionales sanitarios en el entorno de los nuevos avances científicos y que ha impactado en el sistema. Las actuaciones se han desarrollado en dos fases de trabajo: la primera de ellas busca identificar los elementos clave y las necesidades formativas de los profesionales en este ámbito; por su parte, la fase dos buscaría definir sus competencias y su nivel de capacitación.
El reto para conseguir una medicina personalizada de precisión pasa por un manejo de los datos adecuado y por canalizar la voluntad del paciente en las organizaciones. El cambio de planes en los estudios universitarios será la palanca contra la que las instituciones tendrán que luchar para conseguir nuevas profesiones que identifiquen las novedades que aportan los datos.