
La innovación se ha convertido en los últimos años en el activo de mayor relevancia en las empresas. En concreto, las grandes marcas de belleza y cosmética han hecho de la investigación su ADN para crear productos de alto valor que ayuden a cuidar la salud desde el interior de nuestra piel o nuestro cabello.
Los temas relacionados con la salud y el equilibrio personal están asumiendo cada vez mayor importancia en la sociedad. En el caso de España, estudios como el V Barómetro de la Ilusión, un proyecto emprendido por la entidad financiera Cofidis y la compañía de investigación de mercados Gfk y cuyos resultados se dieron a conocer en 2017, relevan que los españoles están cada vez más concienciados por cuestiones como la práctica de deporte de manera constante o el cuidado de su alimentación. No obstante, éstos no son los únicos aspectos que suelen preocupar a la sociedad actualmente: la belleza es sin duda uno de los puntos a los que se dedican más pensamientos y esfuerzos.
Conviene tener en cuenta que existe una relación muy estrecha entre la belleza y la salud. La belleza va ligada a la salud y al bienestar de uno mismo. Es evidente que el cuidado interior y la puesta en práctica de hábitos saludables tienen un efecto directo sobre la apariencia física. De hecho, en muchas ocasiones, tener un cutis o un cabello cuidado y sano va a depender del estilo de vida que cada persona lleve y de sus rutinas alimentarias.
Asimismo, este vínculo también se establece en sentido contrario, de tal forma que la manera en la que cuidamos nuestra imagen y los tratamientos o productos que empleamos en el cuidado de nuestra piel o nuestro cabello pueden tener un impacto en nuestra salud.
Por todo ello, la industria de la belleza y de los cosméticos ya ha asumido plenamente que tiene que aunar estas dos vertientes. Las principales empresas que componen el sector -que en el año 2016 generó un total de 205.000 millones de euros en todo el mundo, creciendo así un 4 por ciento con respecto a la cifra cosechada el año anterior, según datos de la firma francesa L'Oréal- son conscientes de ello y lo ponen en práctica principalmente a través de sus políticas de innovación e investigación.
Es el caso precisamente del grupo L'Oréal que, según los últimos datos publicados en su portal web, invirtió en el año 2013 hasta 875 millones de euros en Investigación más Desarrollo (I+D) y registró un total de 624 patentes. La compañía tiene múltiples líneas de investigación especializadas en aspectos como el cabello, la piel, etc. Destaca, en concreto, su investigación sobre el poder de regeneración de las células madre que dio lugar a su gama de cremas Absolue Precious Cells, de Lancôme Paris, una de las marcas que integra el grupo.
Otro de sus proyectos en esta línea ha puesto el foco en el cabello para comprender los mecanismos del encanecimiento y de la pérdida del mismo.
Uno de los gigantes del sector es la multinacional británico-neerlandesa Unilever, que define la innovación como uno de sus pilares, lo que le permite anticiparse a las necesidades de los consumidores. Algunos de sus proyectos de investigación más destacados son la línea de champús Shampoo Dove, la cual contiene ingredientes activos que penetran en la fibra capilar y logran su reparación desde dentro; o el jabón Lifebuoy que, según admite la propia compañía, es el jabón con protección contra las bacterias número uno en ventas a nivel global.
Por su parte, la empresa estadounidense Procter & Gamble (P&G) admite que la innovación forma parte de su ADN desde sus orígenes y así lo lleva a cabo tanto en los productos que crea como a través de los programas que emprende, con el objetivo de mejorar la vida cotidiana de los consumidores. Una de sus últimas revoluciones llega de la mano de la marca de cuidado del cabello Pantene. Se trata de un nuevo champú con una fórmula patentada que hasta ahora sólo se había empleado en acondicionadores. Compuesta por una combinación de Nutrientes Pro-V, la fórmula dota al cabello desde el interior de mucha más elasticidad y fuerza.
Estée Lauder, empresa fundada en 1946 y que integra a marcas como Clinique o La Mer, es el segundo grupo de esta industria, si atendemos a cifras de facturación -según el informe El Mapa de la moda 2017-. Su hegemonía en este sentido se equipara a sus niveles de innovación y tecnología y, de hecho, prueba de ello es el número promedio de patentes anuales presentadas entre el año fiscal 2012 y 2016: hasta un total de 565. El grupo fue también pionero dentro de la industria en lanzar el primer suero reparador del mercado, el conocido como Night Repair Cellular Recovery Complex, que hoy en día es uno de los productos insignia de la compañía.
Otro de los gigantes del sector es la marca japonesa Shiseido -fundada en 1972, fusionando los beneficios de la medicina oriental y la farmacéutica occidental-. Como afirman en su propio portal web, la compañía lleva más de 100 años creando valores innovadores a través de la I+D para brindar felicidad a sus clientes de todo el mundo, y valora el equilibrio entre el cuidado de la belleza, la salud física y mental, la individualidad y el atractivo personal. De este modo, Shiseido concentra su investigación en tres áreas prioritarias: por una parte, la ciencia material -para crear productos cosméticos atractivos-; las ciencias de la vida -para investigar sobre la piel-; y la ciencia humana -para desentrañar la mente-.
En este sentido, una de sus últimas propuestas es la gama Essential Energy, que integra la neurociencia en el cuidado de la piel de forma pionera dentro del sector. Muchos expertos ya lo han vaticinado como el comienzo de la nueva etapa dentro de la industria: la era de la inteligencia cosmética. En colaboración con el CBRC (Centro de Investigación en Biología Cutánea) y el Massachusetts General Hospital, la firma japonesa ha aplicado la neurociencia a la cosmética, descubriendo así las interacciones que existen entre el cerebro y la piel y demostrando cómo se puede regenerar la piel actuando con el sistema nervioso y los sentidos.
Con sede en Hamburgo, Beiersdorf es una de las compañías de cosméticos más importantes a nivel mundial y de las que más recursos destina a la innovación: aproximadamente 160 millones de euros anuales. La multinacional alemana busca continuamente nuevas oportunidades biológicas para dar respuesta a las necesidades de cada tipo de piel. Precisamente, en sus laboratorios de Hamburgo, Japón, China y México, equipos multidisciplinares formados por biólogos, inmunólogos y bioquímicos trabajan para encontrar nuevos principios activos para cuidar la piel. Fruto de su trabajo podemos citar múltiples avances del grupo a lo largo de su trayectoria como la introducción en el mercado de la gama Eucerin o Nivea Créme; el descubrimiento de la coenzima Q10, rejuvenecedora y reductora de arrugas; o la invención de un desodo- rante pionero en la industria que protege contra la decoloración de los tejidos o la transpiración a causa del estrés.
El grupo Amorepacific tampoco se ha quedado atrás en la carrera por la innovación. Una de sus máximas es el refuerzo de la belleza desde dentro. Así, desarrolla productos alimenticios de belleza internos empleando ingredientes como el té verde, la soja o el ginseng. Precisamente, en torno a este último ingrediente, Amorepacific ha desarrollado múltiples líneas de investigación desde 1960. En este sentido, destaca su línea Ginsenomics para investigar cómo las propiedades beneficiosas del ginseng pueden influir en la piel. Asimismo, trabajan en áreas de investigación como el envejecimiento cutáneo, los efectos de los factores ambientales en la piel, entre otras muchas.
En definitiva, innovar es prioridad absoluta para las empresas del sector de la belleza, lo que está dando lugar a nuevas tendencias en esta línea, como la nutricosmética o la inteligencia cosmética.