
Hay determinados hábitos que llevamos a cabo en nuestra vida cotidiana que, pese a que podrían parecer simples manías, son en realidad indicadores de una inteligencia superior. Y en varias ocasiones, incluso, son los mismos que repetían ciertos personalidades que han tenido un gran impacto en el pasado, lo están teniendo en presente o lo tendrán en el futuro.
En profundidad
Es el caso de Steve Jobs, el cual tuvo una gran importancia por cofundar Apple, revolucionar la industria tecnológica y, sobre todo, cambiar la forma en que usamos la tecnología. Su legado se extiende, claro está, a la creación de productos icónicos como el iPad, el iPhone y el iPad, que transformaron la música, la telefonía y la computación personal.
¿Y cuáles son? Pues cuatro, y muy sencillos. De hecho, casi con total seguridad realizamos alguno de ellos o conocemos a alguien que sí los sigue a rajatabla. Y ojo, sin darse cuenta, porque son bastante normales tanto en España como a nivel mundial.
Lista completa
El primero de ellos es la obsesión. Y es que todos tenemos un proyecto en mente o una actividad a la que damos mil vueltas en el trabajo, en casa o en el lugar donde estemos. Lejos de ser un gran problema, el doctor Craig Wright, de la Universidad de Yale, ha revelado abiertamente que se trata de la culminación de un largo periodo de gestación cerebral.
El segundo es el placer de trabajar solo. Habrá quienes lo asocien a no tener amigos o compañeros para interactuar durante la jornada de trabajo por ser antisocial. Y no es eso. Es más, numerosas investigaciones han desvelado que las personas más inteligentes procesan la información sensorial de manera más profunda.
El tercero es morderse las uñas. Aunque pueda parecer que el cerebro necesita esa pequeña distracción para mantener el foco, Steve Jobs también lo llevaba a cabo, justamente como una forma de autoestimulación que ayuda a la concentración y estimula la creatividad.
El último es hablar solos. Es decir, con nosotros mismos. Una investigación conjunta de las universidades de Pensilvania y Wisconsin ha evidenciado que las personas que hablan solas mientras buscan algo tienen más éxito en encontrarlo. Si, además, el diálogo interno es positivo, refuerza también nuestra autoestima.