Los perros, al igual que los humanos, pueden experimentar dolor por diversas causas: desde lesiones hasta enfermedades crónicas. Sin embargo, identificar el dolor en un animal no siempre es sencillo, ya que muchos tienden a ocultar sus molestias por instinto. Por eso, reconocer las señales más comunes puede ayudarte a actuar a tiempo y mejorar su calidad de vida.
Uno de los primeros indicios de que un perro puede estar sufriendo es un cambio repentino en su comportamiento. Según los expertos de Fisioterapia Viva, si tu mascota se muestra más apática, irritable o se esconde con frecuencia, puede estar sintiendo dolor. También es habitual que evite ser tocado en ciertas zonas o que reaccione de forma agresiva si intentas acariciarlo.
Otro signo evidente es la alteración en su forma de moverse. Los expertos señalan que cojear, moverse con rigidez o tener dificultad para subir escaleras o levantarse después de estar acostado son claras señales de malestar físico. En perros mayores, estos síntomas pueden estar relacionados con problemas articulares como la artritis.
También es importante observar si hay cambios en sus hábitos alimenticios o de sueño. Algunos perros con dolor pierden el apetito o comen menos de lo habitual, mientras que otros duermen más o tienen un sueño intranquilo. La fuente MedPlus PR añade que si tu perro jadea en exceso, sin haber hecho ejercicio o sin estar expuesto al calor, podría ser una respuesta al dolor.
La postura corporal también puede dar pistas. Un perro con dolor abdominal, por ejemplo, puede adoptar una posición encorvada o mantener el abdomen rígido. También es común que mantenga la cola entre las patas o que evite apoyarse en alguna extremidad.
A tener en cuenta
En caso de detectar alguna de estas señales, lo más recomendable es acudir al veterinario. Solo un profesional puede determinar el origen del dolor y aplicar el tratamiento adecuado. Además, si el malestar se prolonga o aparece de forma recurrente, es fundamental realizar un seguimiento.