
Casi con total seguridad, todos conocemos a alguien que siempre llega tarde a la hora estipulada. O al menos que se ha fijado por consenso, entre una o más personas. Y el ámbito da exactamente igual, porque ya sea trabajo, ocio o familiar, es la misma persona.
Y es que a todos nos hemos 'topado' con un atasco, un retraso en el metro o un pinchazo del autobús alguna vez. Pero no por norma general. Es más, cuando esto sucede todas las semanas suele enfadar a la parte contraria, llegando a considerarse incluso una falta de respeto. Normal, claro está.
En profundidad
En el extremo contrario, encontramos a personas que prefieren llegar pronto a los sitios antes que llegar tarde. Una virtud, sin duda alguna. Según la psicología, los individuos que siempre llegan a tiempo son apreciados como organizados y, sobre todo, responsables.
Y no solo eso: estas suelen tener mayor autocontrol y una percepción más precisa del tiempo, lo cual ha generado cierto debate en las redes sociales. Este rasgo les permite planificar mejor y prever inconvenientes con antelación, sin importar las circunstancias.
Más detalles
Tal y como ha revelado de modo contundente el psicólogo y experto en gestión de tiempo Oliver Burkeman en una entrevista en la 'BBC', la puntualidad extrema también puede tener un lado negativo. Y es que la obsesión por llegar a tiempo puede estar relacionada con una preocupación excesiva por agradar a los demás.
A veces, la expectativa de que todo debe ser perfecto puede generar frustración cuando se ven obligados a esperar más de lo previsto. Con todo ello, de lo que no cabe duda es que se trata de un indicio de responsabilidad y organización, así como de una buena gestión del tiempo.