Nada menos que cinco especialistas en endocrinología, considerados los creadores de Ozempic y y Wegovy han sido galardonados con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, tal y como se anunció este miércoles. El galardón se otorga a estos científicos, de prestigio mundial, "por establecer las bases de la diabetes y la obesidad y mejorar la calidad de vida de cientos de miles de personas en todo el mundo", según reza el texto del comunicado.
El jurado reconoce el trabajo del canadiense Daniel J. Drucker, el norteamericano Jeffrey M. Friedman, la macedonia Svetlana Mojsov, su compañero y profesor de Medicina en Harvard Joel F. Habener y el danés Jens Juul Holst.
Jeffrey M. Friedman ha sido reconocido como pionero en establecer la base genética de la hormona que regula el apetito, mientras que a Svetlana Mojsov y sus colaboradores (quienes identificaron la hormona GLP-1) se les reconoce por su estudio del efecto de las hormonas que regulan la secreción de la insulina y los niveles de glucosa, que "han conducido al desarrollo de tratamientos que ya están disponibles y que están mejorando la calidad de vida de cientos de millones de personas en todo el mundo". "Estos trabajos están teniendo un enorme impacto clínico y social, ya que han permitido por primera vez el desarrollo de fármacos eficaces para combatir la diabetes y la obesidad", ha argumentado el jurado en el acta del fallo. "Además, permiten mitigar patologías asociadas como las cardiovasculares".
480 millones de personas
Svetlana Mojsov trabajaba en el Hospital General de Massachusetts, cuando describió con precisión un tramo de 31 aminoácidos en el GLP-1 y, junto a sus colaboradores Daniel Drucker y Joel Habener, demostró que pequeñas cantidades de GLP-1 sintetizado en laboratorio podían activar la insulina. En 2017 la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó el uso de esta molécula como medicamento para el tratamiento de la diabetes tipo 2 en personas con obesidad, lo que ha supuesto un cambio en la calidad de vida de los pacientes de esta enfermedad, que afecta a más de 480 millones de personas en todo el mundo.
La sustancia se comercializó con el nombre de Ozempic y, debido a su eficacia como supresor del apetito, se convirtió en el fármaco más popular para adelgazar. El principio activo es la semaglutida, un nombre que solo conocen los expertos pero que se comercializa con marcas mundialmente famosas, como Rybelsus, Wegoby y sobre todo Ozempic. Tal ha sido la popularidad alcanzada por este revolucionario producto que su consumo se disparó por parte de millones de personas no diabéticas, pero tampoco obesas, y se ha llegado a producir desabastecimiento, lo cual ha generado angustia entre los diabéticos que no podían acceder al "milagroso" adelgazante. Según Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), la sustancia, que se vende sin receta en algunas farmacias, por lo que se está extremando la vigilancia.
Las malas noticias, más allá del precio, que en algunos países convierte el medicamento en un deseo inalcanzable, es el supuesto efecto rebote que padecen los pacientes cuando se deja de tomar, que pueden recuperar hasta dos terceras partes del peso perdido cuando vuelve el hambre habitual. Se han descrito también en porcentajes asumibles efectos secundarios como náuseas, vómitos o diarrea. La Agencia Europea del Medicamento (EMA) revisa aún hoy todos los aspectos que rodean a Ozempic por su relación con pensamientos suicidas, como ya ocurrió hace una década con otros adelgazantes. También se han referido algunos científicos a un aumento de la flacidez en la cara tras la pérdida de peso, si bien se trata de comentarios vertidos en revistas no especializadas que han retratado a celebridades de las que se sabía que consumían la sustancia, y a los que se decía que se les pone "cara de Ozempic".
400.000 millones de euros por la... ¿Nueva panacea?
Novo Nordisk, fabricante del medicamento, es siete años después de lanzar esta sustancia al mercado, la mayor compañía europea por capitalización bursátil, con un valor de mercado de más de 400.000 millones de euros y una revalorización de sus acciones del 424% desde que nació Ozempic en 2017. Las investigaciones se están ampliando porque los expertos vaticinan otros beneficios aún no comprobados de este principio activo, que se perfila como una nieva panacea. Reputados científicos apuntan a posibles funciones protectoras del corazón, los riñones y el hígado y como un eficaz coadyuvante regulador de la presión arterial. También se están revisando sus efectos en enfermedades como el párkinson o el alzhéimer.