
La muerte de dos personas en el estado de Kerala, al sur de India, ha movilizado a los organismos sanitarios de la región y ha puesto en alerta a todo el país asiático. Algunas escuelas locales ya han cerrado y cientos de personas están siendo sometidas a análisis para tratar de contener el virus de Nipah. De los 700 contactos cercanos registrados, 77 se consideran de alto riesgo.
Pinarayi Vijayan, primer ministro del estado afectado, ha pedido a la población que evite las reuniones públicas en el distrito de Kozhikode durante los próximos 10 días, después de prometer que se seguirán realizando pruebas diagnósticas y que se facilitarán más instalaciones de aislamiento. Todo con el proósito de controlar la expansión del virus.
Si bien es cierto que dos fallecimientos pueden no parecer demasiados, los precedentes vividos explican la celeridad con la que se han tomado medidas. Se trata del tercer brote que se registra en India, cinco años más tarde del último brote, que también se declaró en el estado de Kerala. En aquel brote, de 18 casos confirmados, 17 fallecieron, por lo que la letalidad entonces fue del 89,47 %. No obstante, la OMS rebaja la tasa de letalidad entre el 40 y el 75 %, dependiendo en gran medida tanto del brote como de la capacidad de vigilancia epidemiológica y de la atención médica.
Descubierto en Malasia a finales del pasado milenio, el Nipah es un virus zoonótico que puede afectar a una gran variedad de mamíferos, aunque su reservorio más común es el murciélago de la fruta. Se transmite por el contacto con excreciones y secreciones, como orina, mucosidad o heces, entre personas y/o animales infectados.
En brotes anteriores, muchas de las infecciones humanas se debieron al contacto directo con cerdos enfermos o sus secreciones contaminadas. Otras, en cambio, al consumo de frutas o productos de frutas (por ejemplo, zumos) contaminados con orina o saliva de murciélagos infectados. Aunque una vez está en circulación entre humanos, la forma de contagio más frecuente es a través del contacto directo con secreciones y excreciones humanas en entornos sanitarios. Así, de 2001 a 2008, alrededor de la mitad de los casos notificados en Bangladesh se debieron a la transmisión de persona a persona a través de la atención a pacientes infectados.
"Estamos haciendo pruebas en seres humanos y, al mismo tiempo, los expertos están recogiendo muestras de fluidos de zonas boscosas que podrían ser el punto caliente de la propagación", ha asegurado Veena George, ministra de Salud del estado.
Detección, síntomas y tratamiento
Se cree que el período de incubación oscila entre 4 y 14 días. Sin embargo, se ha registrado períodos de incubación de hasta 45 días.
De forma similar al coronavirus, la infección en humanos puede ser asintomática o sintomática. En el segundo caso, puede causar enfermedad respiratoria aguda (leve o grave) o encefalitis.
Las personas infectadas presentan inicialmente síntomas gripales (fiebre, cefaleas, mialgias, vómitos y dolor de garganta). Esto puede ir seguido de mareos, somnolencia, alteración de la consciencia y signos neurológicos que indican encefalitis aguda. Algunas personas también pueden sufrir neumonía atípica y problemas respiratorios graves, como disnea aguda. En casos graves aparecen encefalitis y convulsiones, que progresan al coma en 24 a 48 horas.
Como métodos diagnósticos, la herramienta más usada es la PCR (reacción en cadena de la polimerasa), así como la detección de anticuerpos mediante la prueba ELISA. Desafortunadamente, por el momento no existen ni medicamentos específicos ni vacunas para tratar la infección por el virus de Nipah.