
Con la llegada del periodo veraniego y las altas temperaturas en gran parte del país, la realidad es que son numerosos los españoles y españolas que se lanzan a las playas y a las piscinas para sentir los rayos de sol. Aunque puede parecer un acto de elección personal, la realidad es que se trata de una necesidad vital.
El motivo no es otro más que la vitamina D. Esta vitamina es esencial para el buen desarrollo y conservación de los huesos -y de los dientes-, pero también interviene directa e indirectamente en el funcionamiento de los sistemas nervioso, muscular e inmunitario.
En profundidad
Ahora bien, no solamente se obtiene de la luz solar. Y es que existen un conjunto de alimentos con vitamina D que se pueden incorporar a la dieta diaria:
- Leche y otros lácteos. Quesos grasos, mantequilla y yogures enteros son alimentos con vitamina D y que se pueden incorporar a la dieta con facilidad.
- Pescado azul y marisco. Es uno de los alimentos más ricos en vitamina D que existen en la actualidad. Algunos ejemplos son las gambas, el atún, la caballa...
- Yemas de huevo. Se recomienda consumir huevos de gallina calidad cero, que viven en libertad y cuya dieta se basa en piensos de procedencia ecológica al menos en un 80%.
- Hígado de ternera. Es un alimento con vitamina D y del grupo B y rico en minerales como el hierro.
Más detalles
La ingesta mínima aconsejada por los expertos depende principalmente de la edad. Eso sí, las necesidades pueden ser muy diferentes según sexo, edad, latitud, etnia y estado de salud. Por término medio, unos niveles en sangre superiores a 20 ng/ml o 30 ng/ml son suficientes.
La deficiencia de esta vitamina puede tener consecuencias graves para la salud, afectando de manera principal al sistema óseo y, en casos graves, aumentando mucho el riesgo de otras enfermedades.
A tener en cuenta
Por lo general, puede manifestarse a través de diversos síntomas, según ha relatado la terapeuta especializada en salud digestiva y bienestar, Nanda Carvalho, en su cuenta de Instagram:
- 1. Fatiga y cansancio. Sensación de cansancio persistente.
- 2. Dolor óseo y muscular. Dolores inexplicables en los huesos y músculos.
- 3. Debilidad muscular. Dificultad para realizar actividades físicas que antes eran fáciles.
- 4. Cambios de humor. Depresión o cambios en el estado de ánimo.
- 5. Problemas óseos. En los niños, puede causar raquitismo; en los adultos, osteomalacia u osteoporosis.
- 6. Mayor riesgo de infecciones. Sistema inmunológico debilitado.
- 7. Caída del cabello. Pérdida de cabello inexplicable.
- 8. Dificultad para cicatrizar heridas. Las heridas pueden tardar más en sanar.