Aunque no sea la comida más habitual durante el periodo veraniego, lo cierto es que las judías verdes siempre están entre las hortalizas con más presencia en nuestros mercados, en nuestras cestas de la compra y en nuestras neveras. De hecho, suele ser frecuente en la sección de verduras congeladas, siendo un recurso valioso para poder disfrutar de ella en cualquier momento.
Por lo general, se suelen prepara al vapor, hervidas con patatas, rehogadas con cebolla y jamón o al horno. Eso sí, también permiten recetas frías como en ensaladas, y son ideales para combinarlas con anchoas, queso, nueces y una multitud de ingredientes.
Propiedades
Entre sus beneficios, cabe destacar los siguientes, según varios expertos:
- Regulan el tránsito intestinal. Su alto contenido en fibra regulariza nuestro tránsito intestinal, combate el estreñimiento y nos ayuda a mantenernos saciados.
- Buena para el sistema inmunológico. Son ricas en vitamina A y C que, junto al zinc, se encargan de mantener un nivel adecuado en nuestro sistema inmunológico.
- Útiles para los huesos. Su alta concentración en vitamina K nos mantiene los huesos del cuerpo fuerte y sanos.
- Controla el azúcar y el colesterol. Ejerce un efecto muy positivo sobre los niveles de azúcar en el organismo, debido a que regula la velocidad con que los azúcares pasan a la sangre, haciendo más lento el proceso.
- Reduce la hipertensión. Su alta concentración en potasio y magnesio ayuda a reducir la hipertensión, convirtiéndose de esta manera en unas aliadas para nuestras arterias.
- Previene la oxidación. Su riqueza en micronutrientes y fibra las convierten en un grupo de alimentos importante en la lucha contra el estrés oxidativo del organismo y en la prevención de trastornos secundarios a disfuncionalidades digestivas.
A tener en cuenta
Para darle más sabor a las judías verdes, y en general a todas las legumbres, existe un truco que ha compartido en sus redes sociales el chef asturiano José Andrés. Tan solo es necesario preparar en una olla la cebolla, el apio, el tomate y el ajo, para más tarde incorporar las legumbres con un chorro de aceite de oliva y llenarla de agua.
Antes de hacerlo, debemos dorar las cebollas, para lo cual hay que echar un chorro de aceite en una sartén y dejarlas en ella hasta conseguir que las cebollas bien picadas, lleguen a caramelizarse. Ahora bien, no en exceso. Cuando estén doradas, se añade el pimentón y se remueve todo bien, para finalmente incorporar la cebolla a las legumbres y dejar que se cocine todo durante una hora.