
Cuando se piensa en los alimentos que mejoran la frecuencia para ir al baño probablemente nos venga a la mente aquellos ricos en fibra, como las frutas y verduras y los cereales integrales. No obstante, existen otros que tienen efectos muy positivos en las digestiones y que probablemente no se asocien con este tipo de propiedades: los lácteos.
De hecho, algunos mitos en torno a los lácteos dicen todo lo contrario como que causan reflujo o ralentizan la evacuación, sin embargo, no todos los productos de este tipo tienen esta función, puesto que hay otros que causan todo lo contrario, como es el kéfir. Se trata de una bebida de leche fermentada, muy similar la yogur, que se hace a partir de las levaduras y bacterias.
Esto hace que presente una serie de probióticos que mejoran la digestión, gracias a la promoción de los microbiomas del intestino lo que regula las evacuaciones intestinales regulares y cómodas. "El kéfir contiene más de 30 cepas probióticas, muchas más que la mayoría de los suplementos", afirma la dietista y nutricionista Alyssa Simpson al medio EatingWell.
Efectos en el microbioma intestinal
Además, numerosas investigaciones coinciden en que una gran diversidad de microbios en el intestino ayuda a aumentar la frecuencia de las deposiciones, puesto que contribuyen a ablandar las heces y regulan los músculos del intestino para hacer que las deposiciones sean más consistentes y cómodas.
Por otra parte, también ayudan a reducir la inflamación del tracto digestivo, lo que provoca evacuaciones intestinales más frecuentes. Esto se produce gracias a los péptidos, los cuales afectan a la permeabilidad intestinal, contribuyendo a una mejor absorción de los nutrientes y evitando que sustancias nocivas entren en el torrente sanguíneo.
Cómo comer el kéfir
En las personas intolerantes a la lactosa, el kéfir puede mejorar las digestiones, puesto que aunque en la mayoría de los casos esta intolerancia produce diarreas, en una de cada tres personas se manifiesta con estreñimiento. Cabe destacar que el kéfir es bajo en lactosa, por lo que resulta especialmente óptimo para aquellos que desean obtener nutrientes como proteínas o calcio sin sufrir molestias gastrointestinales.
El kéfir puede consumirse de la misma forma que cualquier yogur, ya sea como bebida o añadiendo otros alimentos como chía, avena o frutas. Esto último es especialmente recomendable para aquellas personas que no les agrada su sabor, puesto que es ligeramente agrio.
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