
El melón, tal y como sucede con la sandía, se compone principalmente de agua, lo que lo hace hidratante y refrescante para el periodo veraniego. Además, posee muchos beneficios para la salud gracias a todas sus propiedades nutricionales: es rico en fibra, tiene un alto contenido en betacaroteno, vitamina C y K, potasio, magnesio...
Beneficios
Y no solo eso. Hay una larga lista de aspectos positivos, entre los que destacan los siguientes:
- Mejora el tránsito intestinal. Aunque no es mucha la fibra que aporta en comparación con otras frutas, mejora la función digestiva.
- Mantiene hidratado el organismo. Posee un 85% de agua, lo que resulta idóneo ante elevadas temperaturas.
- Ayuda a bajar de peso. Su alto contenido en agua y bajo contenido calórico la convierten en una fruta muy importante en dietas de adelgazamiento, ya que te proporcionará una sensación de saciedad sin haber consumido grandes cantidades.
- Refuerza el sistema inmunológico. Tiene propiedades antioxidantes, gracias a su alto contenido en vitamina A y C, que protegen nuestro organismo de los daños ocasionados por los radicales libres.
Tipos
Aunque sus orígenes no están del todo claros, a España llegó a través de las rutas comerciales de Cártago Nova, la actual Cartagena. De hecho, nuestro país es un gran productor del melón, con diferentes variedades:
- Melón amarillo. De origen español, se caracteriza por tener la corteza amarilla y la pulpa de color blanco cremoso.
- Melón verde español. De origen español, de color verde oscuro, a veces con manchas, de forma alargada y gran tamaño, puede pesar desde 1,5 hasta 3 kg.
- Piel de Sapo. Melón de forma alargada, en ocasiones con piel rugosa, pulpa de color verde y consistencia crujiente.
- Tendral o melón de invierno. Piel muy rugosa y dura de color verde. Pulpa blanca y poco sabrosa.
A tener en cuenta
La porción recomendada por nutricionistas y expertos en salud de melón es de una taza en cubos o una rebanada mediana, de cinco centímetros aproximadamente, debiendo consumirse preferiblemente entero. Claro está, debe ser consumido junto a una dieta equilibrada y acompañado de actividades físicas.
Y es que un consumo excesivo podría tener ciertas complicaciones en la salud renal de algunas personas. De hecho, tiene un alto contenido en antioxidantes como la vitamina C y betacaroteno, que reducen la inflamación y el estrés oxidativo, factores que pueden contribuir al deterioro de la función renal con el paso del tiempo.
Así pues, se puede decir que ejercen como escudo protector. Pero, sobre todo, el melón en una gran fuente de potasio, un mineral esencial que ayuda a regular los niveles de líquidos en el cuerpo. Pese a ello, es este componente el que a su vez le aporta la característica más negativa. Un consumo excesivo de potasio no solo perjudicará a las personas que ya padezcan una enfermedad renal, también a las personas sanas.