
La farmacéutica japonesa Towa decidió en 2019 expandirse más allá del archipiélago asiático y comenzar a suministrar fármacos a Europa y Estados Unidos. Para ello, adquirió el negocio de genéricos de la catalana Esteve. Mantuvo al equipo ejecutivo, liderado por David Peix, actual CEO de Towa Pharma International, y, tras un lustro y una pandemia, la compañía está inmersa en un plan estratégico para orientarse hacia productos de mayor margen y conquistar el mercado de Centroamérica y Latinoamérica, mientras trabaja en nuevas inversiones en su planta de la localidad de Martorelles (Barcelona).
Cerraron 2024 con unas ventas de 330 millones y están en el segundo año de un plan hasta 2026. ¿Qué les queda por hacer?
El plan 2024-2026 es la primera etapa de un proyecto más amplio en el que buscamos ganar masa crítica, ya que queremos transformar nuestro negocio actual, centrado en volumen y bajo precio, en uno más enfocado en el valor. Esta reconversión, que implica invertir en productos de mayor valor añadido y tecnologías más complejas, requiere fondos. Por ello, lo primero que hemos hecho en este plan estratégico es crecer en masa crítica. Tomamos el negocio con 270 millones y proyectamos cerrar 2026 con una facturación de 350 millones.
¿Cómo impulsan este crecimiento?
La primera palanca ha sido el nuevo pipeline que hemos lanzado al mercado, con productos de mayor valor añadido, especialmente oncológicos, que están dando muy buenos resultados en el mercado americano, al entrar en un sector como el hospitalario, en el que no estábamos presentes. La segunda palanca es nuestro negocio en las farmacias del sur de Europa, donde antes solo vendíamos genéricos y ahora hemos comenzado a ofrecer productos de OTC y de Consumer Health. La tercera es aprovechar el excedente de capacidad de nuestra fábrica para producir para terceros.
¿Y a nivel geográfico?
En el segmento B2B, estábamos muy centrados en el mercado europeo y hemos comenzado a abrir nuevos mercados, como Oriente Medio, Centroamérica y Sudamérica. En Asia, con países como India y China, nos resulta más complicada por el tema de los precios. El objetivo es pasar de 40 a 60 mercados.
¿Qué les falta por cumplir?
Estamos logrando el 85 % de los objetivos fijados en el plan estratégico. Es cierto que los proyectos de producción para terceros se han retrasado un poco. Los planes están en marcha, pero no avanzan a la velocidad esperada. No alcanzaremos los volúmenes previstos para 2026, pero lo conseguiremos entre finales de 2027 y principios de 2028.
Comentaba que el plan es más largo. ¿Cuál es el objetivo final?
Convertir la empresa en una compañía de mayor valor añadido. Hemos identificado la oncología y la inmunología como dos áreas terapéuticas con gran potencial de crecimiento. Para ello, necesitamos invertir en tecnología de alta contención, como la reciente inversión de 13 millones para una nueva planta de productos oncológicos en Martorelles, desde la que fabricaremos a nivel mundial.
¿Cuándo estará en marcha?
Esperamos obtener las certificaciones de I+D en el primer trimestre de 2026 y, a partir de ahí, comenzaremos a desarrollar productos oncológicos. El primer lanzamiento llegará hacia 2028 o 2029, debido a los tiempos en los procesos regulatorios y los estudios clínicos.
¿Algo más que tengan en mente?
Queremos entrar en el canal hospitalario, que ofrece mayor valor añadido, y en el canal de Specialty Pharma en Estados Unidos. No solo queremos cambiar de canal, sino también llegar a zonas del mundo con demanda de productos europeos, como Oriente Medio, Centroamérica y Latinoamérica.
¿Y en la producción para terceros, qué volúmenes aspiran a alcanzar?
Aunque todavía no tenemos contratos que hacer públicos, sabemos que hay mercado porque se necesita capacidad de suministro a nivel mundial. Nuestras plantas están certificadas para Estados Unidos, Europa y Oriente Medio, lo que nos convierte en un socio ideal para empresas globales. Con una planta de 6.000 millones de tabletas de capacidad, podríamos subarrendar alrededor de 1.000 millones, alrededor del 20% de nuestra capacidad.
¿Podrían los aranceles de Estados Unidos alterar sus planes? Trump ha insistido mucho en la fabricación local para las farmacéuticas...
Vamos a ser muy cautelosos, pero hay que destacar que todos los productos con los que competimos en Estados Unidos también son importados, por lo que se verían igualmente afectados. En Estados Unidos a día de hoy no se fabrica nada. Además, la productividad allí es mucho menor, por lo que, para que sea rentable instalar una planta allí, los aranceles deberían superar el 30 %. De lo contrario, es más económico asumir la tasa. Como industria, estamos atentos a cómo se desarrollan los acontecimientos.
¿Descartan entonces diversificar con una planta en el país?
No tenemos la dimensión para justificar una inversión industrial en Estados Unidos, salvo en el negocio de estériles, donde sí creemos que falta capacidad. Hace tiempo que buscamos alguna empresa o planta local que esté disponible, pero es difícil porque pocas fábricas cuentan con las certificaciones necesarias.
¿Y las inversiones en Martorelles?
Hemos invertido 60 millones entre 2024 y 2026, principalmente para aumentar nuestra capacidad en pellets, que es nuestro producto estrella. Ahora, la nueva tecnología está pensada para el negocio de oncología, que será clave para los nuevos productos a partir de 2028. También estamos considerando montar la planta de estériles en Martorelles, ya que tenemos el espacio y no requeriría muchos trámites burocráticos. Estamos evaluando si seguimos invirtiendo en sólidos o apostamos por estériles, dependiendo de cómo evolucione la diversificación en el canal hospitalario y la demanda en Estados Unidos.
¿Cuándo tendrían que tomar esa decisión?
A partir de 2027. Además, tenemos una tercera opción, que sería actuar como planta de respaldo para Towa también en Japón, ya que nuestro accionista necesita capacidad. Ha pasado de ser el tercer jugador en genéricos al segundo y en los planes está ser el líder del país.