Derio
El centro de investigación e innovación de diagnóstico de Grifols cumple 25 años desde que abrió sus puertas en el año 2000 con el nombre de Progenika y fue adquirido por el laboratorio catalán en 2013. Las instalaciones, ubicadas en el Parque Tecnológico de Derio, son la punta de lanza de su negocio de Diagnósticos, que en el primer trimestre del año alcanzó los 170 millones de facturación, con un crecimiento interanual del 5,3%, según destacan desde la compañía.
Actualmente, en el campus vizcaíno trabajan más de 95 personas dedicadas principalmente a la investigación y al desarrollo y fabricación de pruebas de diagnóstico in vitro, pero también se llevan a cabo análisis de muestras de pacientes en las áreas terapéuticas en las que opera Grifols, "líder en medicina transfusional a nivel mundial". Cada año, sus soluciones analizan decenas de millones de muestras de sangre y plasma para garantizar que estén libres de patógenos y asegurar la compatibilidad entre donante y receptor.
Nuevas tecnologías de diagnóstico
Así, se está trabajando en nuevos ensayos para el lanzamiento de nuevas tecnologías en el área de Diagnóstico, que permitirán a la compañía, en los próximos años, ofrecer a bancos de sangre y a laboratorios de todo el mundo, de forma totalmente automatizada, "las tres tecnologías de diagnóstico más empleadas en medicina transfusional, que son la molecular, el inmunoensayo y el tipado sanguíneo", detallan.
En los últimos años, la compañía ha crecido en el campo del diagnóstico clínico, un área donde el centro de Derio tiene un "rol clave en el futuro de la compañía", según ha subrayado el consejero delegado de Grifols, Nacho Abia.
El centro vizcaíno de Grifols lanzó el primer test con marca CE para el diagnóstico genético de la hipercolesterolemia familiar en 2004 y cuatro años después comercializó su primer producto de la línea de pruebas de genotipado sanguíneo que hoy es referente en el sector. Durante la pandemia, desarrolló un test molecular de muy alta sensibilidad para detectar el virus SARS-CoV-2, que se utilizó en muchos de los hospitales de España, y también elaboró el test AlphaID, diseñado para detectar las variantes más prevalentes asociadas al déficit de alfa 1 -antitripsina (alfa-1), principal responsable de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
