
El 'efecto Trump' funciona. La presión arancelaria de la Casa Blanca para que las empresas farmacéuticas trasladen su producción a Estados Unidos se está traduciendo en inversiones millonarias.
Hasta 80.000 millones de euros han comprometido públicamente las multinacionales del sector que invertirán en suelo americano desde que el presidente Trump resultase elegido en noviembre y amenazase con imponer un impuesto a la importación, que podría gravar los productos farmacéuticos hasta en un "25% o más".
La incertidumbre en el sector es máxima, porque las compañías farmacéuticas son uno de los sectores que están en la diana y hay mucho en juego. Estados Unidos representa el 61% de las ventas farmacéuticas de prescripción registradas en los diez principales mercados mundiales.
Pero tampoco se puede olvidar que la Unión Europea mantiene un superávit comercial con Estados Unidos en productos farmacéuticos superior a los 45.000 millones de euros, según datos de 2023 de Eurostat, origen del nuevo pulso comercial abierto con Europa.
El directivo más claro hasta ahora ha sido el director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla. "Si la situación lo requiere", admitió en la 45 Conferencia anual de atención médica de TD Cowen en Boston, la empresa farmacéutica con sede en Nueva York, que ya cuenta con 13 plantas de fabricación en Estados Unidos, "traerá recursos adicionales al país", aseguró.
Muchas de las decisiones anunciadas por algunas de las grandes multinacionales europeas y estadounidenses se pueden interpretar como un intento de suavizar el impacto de una tasa que, en un principio, debía entrar en vigor el próximio 2 de abril, pero que, como todo en la Administración Trump, está expuesto a vaivenes.
Tras la declaración del primer ejecutivo de Pfizer se ha sucedido un goteo de inversiones millonarias hacia el país norteamericano. El último, de Johnson & Johnson. La multinacional estadounidense que dirige el español Joaquín Duato comunicó, el pasado 21 de marzo, "la mayor inversión" de la empresa en Estados Unidos. Hasta 50.612 millones de euros (55.000 millones de dólares) elevará su esfuerzo inversor en fabricación, I+D y tecnología en Estados Unidos en los próximos cuatro años, un 25% más que durante los cuatro ejercicios anteriores. Con ello impulsará la construcción de cuatro nuevos centros, lo que incluye una planta de alta tecnología en Carolina del Norte para la producción de medicamentos de vanguardia, así como tres nuevas instalaciones de fabricación avanzada y la expansión de varias plantas existentes.
La británica AstraZeneca es otra compañía que se comprometió públicamente, el 12 de noviembre, con un montante de 1.851 millones de euros más en Estados Unidos hasta 2026, dentro de un plan de 3.240 millones. Potenciará así su capacidad de fabricación e investigación y desarrollo en cuatro plantas en el mercado americano, con un impacto global en el empleo de 1.000 nuevos puestos de trabajo.
La helvética Roche comunicó, el pasado 7 de marzo, el lanzamiento de Roche Genentech Innovation Center Boston en el Campus de Investigación Empresarial de Harvard en Allston, en el estado de Massachusetts. Aunque el montante económico no ha trascendido, Roche tiene una presencia muy significativa en Estados Unidos. Con más de 25.000 empleados, la compañía ha destinado 11.000 millones de dólares en los últimos diez años.
Otras firmas estadounidenses con presencia global también se están preparando para frenar el golpe arancelario.
MSD inauguró, el pasado 12 de marzo, una nueva planta de fabricación en Durham (Carolina del Norte), donde invertirá 915 millones de euros para producir su vacuna contra el VPH, Gardasil. En esta planta, produce además inyecciones para prevenir la varicela, el sarampión o la rubeola. Desde 2018, esta farmacéutica ha destinado 11.000 millones de euros para aumentar su capacidad de fabricación e I+D en Estados Unidos.
En febrero, fue Lilly, una multinacional con una fuerte presencia industrial en España, quien anunció un desembolso de 24.734 millones de euros en la construcción de cuatro nuevas plantas para "reforzar su producción nacional de medicamentos". Tres de las cuatro plantas se volcarán en la fabricación de principios activos y una cuarta reforzará la red global de fabricación parenteral de la empresa para futuras terapias inyectables.
GSK también aplicó árnica en vísperas de las elecciones que dieron la victoria a Donald Trump. La británica anunció una inversión de 739 millones de euros para ampliar sus instalaciones de Marietta, en Pensilvania, para fabricar medicamentos y vacunas. El objetivo de la farmacéutica es tener las plantas operativas a finales de 2027 y de 2028.