
La presidenta de la AIReF, Cristina Herrero, instó a incrementar los fondos públicos para amortiguar el impacto autonómico de las medidas recomendadas. Por ello, este ente aconseja la gradualidad a la hora de incorporar el colectivo de mutualistas al SNS y condicionar esta paulatina integración al refuerzo paralelo de las capacidades del sistema público y en especial a una mejora en la situación de las listas de espera.
La AIReF reconoce así que no se puede absorber de inmediato a todos los mutualistas sin antes reforzar el SNS, pero su propuesta no garantiza los recursos necesarios para esa transición.
La incorporación de los 1,6 millones de mutualistas de modalidad privada al sistema público incrementaría las listas de espera quirúrgicas un un 7,2% más, mientras que la espera de consultas subiría un 30,1% más, aunque de forma desigual por comunidades autónomas.
Castilla y León, seguida de la Comunidad de Madrid, Aragón y Extremadura encajarían el mayor golpe en las esperas quirúrgicas. Por el contrario, Cantabria y Andalucía presentarían una menor afectación, así como las comunidades insulares que mantendrían aumentos moderados, con 0,8 pacientes más en lista de espera en Baleares y 0,7 en Canarias.
Casi 4.000 camas más
Se trata de un escenario que obligaría a las regiones a incurrir en una fuerte inversión en profesionales, en un contexto de escasez de médicos y enfermeras, además de en nuevas infraestructuras para paliar su impacto en unas listas de espera que presentan niveles más altos que antes de la pandemia.
Para gestionar esta mayor frecuentación, el sistema público necesitaría añadir 3.975 camas, lo que representa un aumento del 3,8% de su capacidad actual a nivel nacional. Se trataría del equivalente de la actividad de siete hospitales de la capacidad del Hospital de La Princesa de Madrid (564 camas).