El sarro surge del endurecimiento de la placa bacteriana, una película que se deposita sobre los dientes y se compone de bacterias, saliva, restos de comida y células muertas. Aparece en todas las personas. Si la placa no se quita a través del cepillado, después de unas 72 horas, empieza a endurecerse, convirtiéndose en sarro cuando entra en contacto con sales minerales de la cavidad bucal.
Por lo que el sarro es el resultado del endurecimiento de la placa bacteriana que no se quita y forma un recubrimiento blanquecino o amarillento en la base de los dientes, sobre todo en los dientes inferiores anteriores por el lado de la lengua y en los molares superiores por el lado de la mejilla.
El sarro, a diferencia de la placa, no se puede eliminar con el cepillado y es necesario la intervención de una dentista o un higienista dental. Aunque ir a un especialista es la mejor opción, existen algunas opciones naturales para deshacerse de él. Una de esas alternativas es el té verde.
Esta infusión proporciona protección y ayuda a que se libere la placa de bacterias acumuladas. Contribuye a su eliminación al estar compuesto por antioxidantes, de vitamina C y E. Además, posee fenólicos, catequinas, flavonoides y cafeína, por lo que tienen una acción hipoglucemiante, antibacteriana y antiviral.
Su consumo se vincula con la recuperación y fortalecimiento de las encías. Los expertos recomiendan beber entre dos y tres tazas al día para que estas no sangren con el cepillado.
