
Que la música es beneficiosa para los seres humanos no es nada nuevo. De hecho, muchas personas la utilizan en su día a día para relajarse en un duro día de trabajo, hacer deporte o subir su ánimo después de una tragedia. Y eso es solo lo más habitual. Ahora, puede contribuir a la buena recuperación tras una intervención quirúrgica.
Según detalla un estudio presentado este viernes en el Congreso anual del Colegio de Cirujanos de Estados Unidos -al que ha tenido acceso 'EFE'-, la música reduce la sensación de dolor que percibe el paciente, la ansiedad y la frecuencia cardíaca.
Investigación
Y es que los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de California Northstate han analizado exhaustivamente los estudios existentes sobre el potencial de la música para ayudar a las personas a recuperarse después de una cirugía hasta llegar a esta conclusión.
Sí, a la cual los autores han añadido ciertos matices : la reducción de los niveles de cortisol que se produce al escuchar música, ya sea a través de auriculares o de un altavoz, facilita la recuperación de los pacientes, especialmente en cuatro ámbitos.
Más detalles
Más concretamente, los pacientes que escucharon música experimentaron una reducción estadísticamente significativa del dolor al día siguiente de la intervención quirúrgica, en base a la Escala de Calificación Numérica y la Escala Visual Analógica.
Además, los niveles de ansiedad que declararon se redujeron de media un 3%, con respecto a las escalas de medición de este trastorno. También, los enfermos con música consumieron menos de la mitad de la morfina de los que no escucharon música el día después de la intervención.
Por último, aquellos individuos que introdujeron este hábito experimentaron una reducción de la frecuencia cardíaca (aproximadamente 4,5 latidos por minuto menos) en comparación con los pacientes que no lo hicieron.
"La música puede ayudar a facilitar la transición de la fase de despertar a la vuelta a la normalidad, así como ayudar a reducir el estrés en esa transición", ha concluido uno de los autores, Eldo Frezza, profesor de cirugía en la misma universidad. Y razón no le falta.