
El cáncer de páncreas, como bien todos sabemos, es una enfermedad en la que todas las células sanas del páncreas dejan de funcionar correctamente y crecen sin ningún control. Y esto no es lo peor: estas células cancerosas pueden acumularse y formar una masa llamada tumor.
A medida que crece, un tumor pancreático puede afectar la función del páncreas, crecer hacia los vasos sanguíneos y órganos cercanos y, finalmente, extenderse a otras partes del cuerpo mediante un proceso llamado metástasis, según la información proporcionada por el 'National Institutes of Health'.
Función
¿Y por qué es tan importante esta glándula alargada? Pues bien, básicamente porque su función es doble:
- Función exocrina. Produce el jugo pancreático, de gran relevancia para la digestión de los alimentos.
- Función endocrina. Producción de diversas hormonas.
Síntomas
Por desgracia, la mayoría de los pacientes con cáncer de páncreas fallecen por esta enfermedad debido a que los tumores se diagnostican tarde, cuando ya no son curables. De ahí que la localización temprana juegue un papel determinante en este sentido.
Aunque pueda parecer raro, la picazón de la piel es uno de los signos tempranos que podría alertar sobre la presencia de cáncer de páncreas. ¿Y cuándo sucede? Está claro: la bilirrubina se acumula en la piel, volviéndola amarilla y provocando esa sensación tan desagradable.
Pero no es el único:
- Orina de color oscuro.
- Heces de color claro o flotantes.
- Pérdida de peso.
- Pérdida del apetito.
- Diagnóstico reciente de diabetes o diabetes cuyo control se dificulta cada vez más.
- Dolor de estómago que se expande hasta los costados o hasta la espalda.
A tener en cuenta
Ante este panorama, cabe destacar que el único tratamiento curativo del cáncer de páncreas es la cirugía, que consiste en la extirpación de la cabeza pancreática junto con la vía biliar, el duodeno y, en ocasiones, parte del estómago. Aunque es una cirugía larga y con un postoperatorio complicado, la mortalidad de la intervención es prácticamente nula.