
Casi con total seguridad, todos conocemos a alguien para el que hacerse una fotografía es un verdadero reto. De hecho, es una sensación muy desagradable, puesto que normalmente no se reconocen o se ven bastante peor que cuando se miran en el espejo.
A pesar de que en la mayoría de casos la sociedad española lo vincula a ser -o no ser- una persona fotogénica, la realidad es bien distinta: existe una explicación psicológica a este hecho. Más concretamente, se produce por el llamado 'efecto de mera exposición'.
Explicación
"Las personas tienden a preferir lo que ven repetidamente, aunque estemos acostumbrados a vernos a nosotros mismos a través de los espejos, donde nuestra cara está invertida por completo", ha trasladado abiertamente y de modo contundente la neurocientífica Matt Johnson.
De ahí que, cuando nos apreciamos detenidamente en una fotografía, parece que observamos a un extraño. Ahora bien, tal y como recoge esta experta, puede pasar exactamente lo contrario: el 'sesgo de interés personal', según el cual la persona presenta una autoestima que le hace verse más atractiva.
A tener en cuenta
Por si fuera poco, también puede aparecer el 'efecto animadora', por el que tendemos a encontrar a las personas en grupo más atractivas que cuando aparecen en una autofoto en solitario. De este modo, cuando nos vemos en una imagen grupal, probablemente el resto de personas que la vean la juzgarán en grupo, haciendo un promedio del atractivo de cada persona.
Al hilo de esto, la psicoterapeuta Eloise Skinner aconseja practicar poses en las fotografías, debido a que es una habilidad que puede mejorarse con el tiempo. Eso sí, conviene señalar que a la hora de tomar una fotografía influyen un gran número de factores como las habilidades del fotógrafo, las características del dispositivo, la luz, el lugar...