
Un aneurisma cerebral es el abombamiento de un vaso sanguíneo en el cerebro. Se cree que los aneurismas cerebrales se forman porque la sangre que fluye por el vaso sanguíneo ofrece presión sobre una zona débil.
Tipos de aneurisma
Existen tres tipos diferentes de aneurismas cerebrales:
- Aneurisma sacular: este aneurisma consiste en un saco redondo lleno de sangre que sobresale de la arteria principal. Es el más común y suele formarse en la base del cerebro.
- Aneurisma fusiforme: este tipo de aneurisma causa abultamiento en todos los lados de la arteria.
- Aneurisma micótico: este es el aneurisma que se produce a causa de una infección. La infección puede provocar que la pared arterial se debilite y, por ello, se forme un aneurisma.
¿Cómo identificar una aneurisma cerebral?
La mayoría de los aneurismas no producen síntomas, sobre todo cuando son pequeños. Por lo que su identificación se produce a través de pruebas de imágenes que se suelen hacer en relación con otras afecciones.
En cambio, si se produce una ruptura de un aneurisma se produce un dolor de cabeza intenso. Además del dolor los síntomas de una ruptura pueden ser los siguientes:
- Convulsiones
- Náuseas y vómitos
- Pérdida del conocimiento
- Rigidez en el cuello
- Desorientación
- Visión borrosa
- Sensibilidad a la luz
- Caída del párpado

Un aneurisma por lo general no produce síntomas, pero los de mayor tamaño puede presionar los tejidos y los nervios y acabar manifestando algún síntoma entre los que se encuentran:
- Pupilas dilatadas
- Cambio en la visión
- Entumecimiento en un lado de la cara
- Dolor el parte superior de un ojo
¿Qué tan grave es un aneurisma cerebral?
Un aneurisma cerebral es grave cuando se rompe. La gran mayoría de ellos son pequeños y, por lo tanto, no se rompen, no presentan síntomas ni causan problemas de salud.
En cambio, la ruptura de este es un daño importante y pone en riesgo la vida de la persona. Al romperse se produce un sangrado que dura unos pocos segundos, pero esa sangre puede ocasionar daño en las células o matar neuronas, así como aumentar la presión en el cráneo.
En el caso de que se aumente la presión, se puede llegar a interrumpir el suministro de sangre y oxígeno al cerebro lo que presenta un problema muy grave de salud.
Tras la ruptura de un aneurisma, pueden presentarse las siguientes complicaciones:
- Nuevo sangrado: un aneurisma que ya ha sangrado puede volver a sangrar y provocar más daño al cerebro.
- Hidrocefalia (acumulación de líquido en el interior del cerebro): la sangre puede llegar a bloquear el movimiento del líquido que rodea el cerebro y producirse un exceso de líquido.
- Cambios en el nivel de sodio: La sangre puede interrumpir el equilibrio de sodio y provocar daños permanentes.
- Estrechamiento de los vasos sanguíneos del cerebro: tras haberse roto un aneurisma cerebral, los vasos sanguíneos del cerebro pueden contraerse y estrecharse.
¿Cómo se corrige un aneurisma cerebral?
Para corregir un aneurisma cerebral se requiere de una cirugía. El cerebro es una zona muy débil en la cual un vaso sanguíneo se sobresale o se abomba y puede llegar a romperse. Si llega a romperse estaríamos ante una emergencia médica.
No todos los aneurismas son urgentes. En ocasiones si el aneurisma nunca ha sangrado y es muy pequeño, las probabilidades de que se rompa son muy pequeñas. En estos casos los cirujanos recomendarán si es adecuado operar para bloquear el aneurisma o monitorearlo y esperar a que sea necesaria la cirugía. En algunos casos, los aneurismas nunca llegan a necesitar la cirugía.
Después de una cirugía es poco común que un aneurisma sangre de nuevo.