
El Alzheimer, la forma más común de demencia, afecta a millones de personas en todo el mundo. Se caracteriza por la pérdida progresiva de la memoria, las habilidades cognitivas y la capacidad para realizar actividades cotidianas. Aunque no existe una cura para esta enfermedad neurodegenerativa, la investigación continúa avanzando y se están desarrollando nuevas estrategias para prevenirla, diagnosticarla y tratarla.
Síntomas del Alzheimer
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta principalmente a las personas mayores. Se caracteriza por la pérdida progresiva de neuronas en el cerebro, lo que conduce a un deterioro cognitivo y funcional. Los síntomas más comunes incluyen:
- Pérdida de memoria: especialmente de eventos recientes y nombres.
- Dificultad para realizar tareas cotidianas: como cocinar, vestirse o realizar actividades manuales.
- Desorientación: en tiempo, lugar o persona.
- Cambios en el lenguaje: dificultad para encontrar palabras o comprender lo que se dice.
- Cambios en el comportamiento: irritabilidad, apatía o depresión.
La enfermedad progresa en diferentes etapas: leve, moderada y grave. En la etapa leve, los síntomas son sutiles y pueden pasar desapercibidos. En la etapa moderada, la pérdida de memoria y las dificultades cognitivas son más evidentes. En la etapa grave, la persona requiere asistencia para realizar las actividades básicas de la vida diaria.
Diagnóstico del Alzheimer
El diagnóstico del Alzheimer va más allá de simplemente identificar la pérdida de memoria. Se trata de un proceso complejo que involucra la evaluación de diversos aspectos, incluyendo:
- Perspectiva del paciente y allegados: se toma en cuenta la descripción de los síntomas por parte del paciente y cómo estos impactan su vida diaria. También se considera la perspectiva de familiares o amigos cercanos que puedan observar cambios en el comportamiento y las capacidades cognitivas.
- Pruebas de memoria y habilidades de pensamiento: se realizan evaluaciones específicas para medir la memoria, el lenguaje, la capacidad de razonamiento y otras funciones cognitivas. Las pruebas genéticas no se recomiendan para la mayoría de las personas, pero pueden ser útiles en casos con antecedentes familiares de Alzheimer de inicio temprano.
- Análisis de sangre y estudios por imágenes: se realizan análisis de sangre para descartar otras causas de los síntomas. Los estudios por imágenes, como la tomografía computarizada o la resonancia magnética, pueden ayudar a identificar cambios en el cerebro asociados con la enfermedad.
- Biomarcadores: se pueden utilizar pruebas para detectar la presencia de placas y ovillos, las características patológicas del Alzheimer. Estas pruebas incluyen análisis de sangre específicos y exploraciones por tomografía por emisión de positrones.
Actualmente, se están desarrollando pruebas para medir los signos biológicos de la enfermedad en el cerebro con mayor precisión, incluso antes de que aparezcan los síntomas. Este avance ayudaría mucho a evitar la degradación del cerebro y la posibilidad de atacar la enfermedad desde el comienzo.
En el pasado, el diagnóstico definitivo sólo era posible después de la muerte. Hoy en día, los profesionales médicos pueden diagnosticar la enfermedad con mayor certeza durante la vida del paciente.
Prevención del Alzheimer
¿Es posible frenar el avance del Alzheimer? La respuesta no es sencilla, pero la investigación nos acerca cada vez más a una posible solución.
La clave: actuar antes de que aparezcan los síntomas. Esto se puede conseguir mediante:
1. Intervención temprana:
- Objetivo: modificar los procesos de la enfermedad en personas que aún no presentan síntomas, pero que ya tienen cambios cerebrales detectables.
- ¿Cómo se puede hacer esto? Detectando estos cambios mediante biomarcadores específicos.
- Beneficios: Frena o ralentiza la neurodegeneración y evita la demencia o retrasa su aparición.
2. Prevención primaria:
- Objetivo: Reducir las posibilidades de desarrollar la enfermedad.
- ¿Cómo se puede hacer esto? Adoptando hábitos de vida saludables.
- Evidencia: Se estima que se podrían prevenir casi uno de cada tres casos.
¿Qué hábitos podemos poner en práctica para tener una mente sana?
- Controlar los factores de riesgo cardiovascular: colesterol, hipertensión, diabetes, obesidad y tabaquismo.
- Dieta equilibrada: rica en aceite de oliva virgen extra, legumbres, frutos secos, frutas, verduras y pescado.
- Ejercicio físico regular: adaptado a las capacidades de cada persona.
- Mente activa: aprender nuevas habilidades, leer, hacer crucigramas, etc.
- Vida social activa: relacionarse con otras personas todos los días.

La investigación en prevención del Alzheimer avanza. Se espera que en el futuro haya mejores opciones para prevenir o retrasar la enfermedad.
Adoptar hábitos saludables es fundamental para el bienestar general, incluyendo la salud cerebral.
El futuro de la investigación del Alzheimer
Si bien aún no existe una cura todavía para el Alzheimer, los últimos avances en investigación ofrecen nuevas esperanzas para el futuro de la lucha contra esta enfermedad.
Hay una gran cantidad de fármacos que han demostrado tener efectos positivos para la cura de esta enfermedad, entre los que están:
- Lecanemab ha sido aprobado en Estados Unidos para el tratamiento del deterioro cognitivo leve y la demencia leve a causa del Alzheimer, y está en proceso de revisión en Europa.
- Donanemab se encuentra en fase III de ensayos clínicos con la designación Breakthrough Therapy de la FDA.
- Aducanumab, el primer fármaco aprobado para el Alzheimer en Estados Unidos en 2021, ha enfrentado restricciones y el permiso para su comercialización en Europa sigue en proceso.
Estos avances ponen de manifiesto la importancia de los biomarcadores para la detección temprana y el desarrollo de nuevos tratamientos. Se espera que en el futuro el manejo y abordaje del Alzheimer sean más efectivos.
Sin embargo, es muy complicado seguir adelante con estas investigaciones cuando la financiación pública no puede dar el apoyo suficiente a estas investigaciones.
Es importante recordar que la investigación en Alzheimer no se detiene y hay motivos para ser optimistas. Se espera que en un futuro cercano haya mejores opciones de tratamiento para esta enfermedad.