
El ultimátum dado por el presidente de Estados Unidos a las grandes farmacéuticas para reducir los precios de los medicamentos recetados en el país antes del 29 de septiembre está ya surtiendo efecto y repercutirá en los pacientes europeos, además de añadir presión a la negociación de la financiación pública de los tratamientos incluidos en los servicios de salud.
Dos de las 17 multinacionales que recibieron la carta presidencial del pasado 31 de julio, Novo Nordisk y Lilly, ya han dado los primeros pasos al anunciar una profunda revisión de precios de sus terapias estrella contra la diabetes y la obesidad, aunque en dirección contraria.
Si la estadounidense Lilly anunciaba la semana pasada una subida del 170% del precio de lista de Mounjaro (de 141 a 381 euros en su dosis más alta), su inyección para la diabetes y perder peso en el Reino Unido, la danesa respondía este lunes comunicando una bajada del antidiabético Ozempic en Estados Unidos. Los pacientes sin cobertura sanitaria pública en aquel país podrán obtener así este tratamiento, que comparte el mismo principio activo que su adelgazante Wegovy, a la mitad de precio, a 428 euros al mes (499 dólares). La compañía podría ofrecer, además, ambas terapias al mismo precio en las farmacias de todo el país.
A pesar de este cambio brusco en los precios, las tarifas vigentes en las farmacias en España siguen estando por debajo en el caso de los tratamientos de Novo Nordisk. La venta libre con receta médica, por ejemplo, de Wegovy asciende así a 179,89 euros PVP+IVA en su solución inyectable de 0,25 miligramos, que se eleva a 232 y 271 en sus presentaciones de 1,7 y 2,4 miligramos, respectivamente. En el caso del antidiabético Ozempic, que se encuentra en la actualidad con problemas de suministro en el mercado español, el precio de sus distintas presentaciones es de 128,15 euros. Diferente es el caso de Mounjaro, cuya dosis de 12,5 miligramos apunta un precio de 446 euros, que se reduce a 358 euros en las presentaciones de 7,5 y 10 miligramos.
Brecha de precios
La nueva ofensiva del presidente Trump sobre las farmacéuticas se apoya en la brecha de precios aplicados entre Estados Unidos y Europa, donde existen además importantes diferencias entre países, además del peso del mercado americano en los ingresos de las compañías, que concentra el 54,8% de las ventas mundiales de medicamentos, según datos de la patronal de la industria farmacéutica europea EFPIA.
Los precios en Estados Unidos serían 2,78 veces mayores que los de otros 33 países desarrollados, según un análisis de precios de 2022 de la consultora Rand. Si solo se centra la comparación en los fármacos de marca, los precios americanos son, de media, cuatro veces mayores.
Las farmacéuticas están cediendo así ante la nueva diplomacia de la Casa Blanca. La estadounidense Lilly, que cuenta con una fuerte presencia industrial en España, ha sido la más explícita al informar de sus intenciones. En un comunicado de 14 de agosto, la compañía muestra su apoyo al objetivo de la administración Trump de "compartir de forma más justa los costes de la investigación médica innovadora entre los países desarrollados". Para la farmacéutica, este reequilibrio "implica que los precios de los medicamentos que pagan los gobiernos y los sistemas de salud deben aumentar en otros mercados desarrollados, como Europa, para que sean más bajos en Estados Unidos".
Los CEO de las 17 principales farmacéuticas (MSD, Astrazeneca, Pfizer, Novo Nordisk o Eli Lilly, entre otras) tienen de plazo hasta el próximo 29 de septiembre para bajar precios o Estados Unidos desplegará "todas las herramientas a nuestro alcance para proteger a los estadounidenses de las prácticas abusivas en la fijación de precios", según amenazó Trump en una carta enviada a los responsables de estas compañías el pasado 31 de julio.