
Lo consumimos frecuentemente, pues forma parte de las semillas de la manzana, y aunque es altamente venenoso, no es el más el elemento más perjudicial para el ser humano. Al cianuro le ha salido competencia; el bótox, popularizado hace más de 20 años como recurso de la cirugía estética, es hasta 600 veces más tóxico que el primero.
Lo consumimos frecuentemente, pues forma parte de las semillas de la manzana, y aunque es altamente venenoso, no es el más el elemento más perjudicial para el ser humano. Al cianuro le ha salido competencia; el bótox, popularizado hace más de 20 años como recurso de la cirugía estética, es hasta 600 veces más tóxico que el primero.
Las últimas estimaciones auguran un gran incremento del tamaño de la medicina y la cirugía estética cercano a los 136 mil millones de dólares para 2028, casi el doble de lo registrado en el sector en 2022, según la solución analítica web Statista. En ese año, solo en España la industria facturó más 4.000 millones, con un crecimiento del 15% respecto del año anterior. Una industria que se mantiene, en gran parte, al uso de la toxina botulínica, más conocida como bótox, principal protagonista de la mayoría de las intervenciones de estética.
Según datos aportados por la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, 7 de cada 10 españolas han pasado por quirófano para realizarse algún retoque estético frente a tan solo el 28% de los hombres españoles. Un porcentaje que se acentúa en los más jóvenes: el 66% de las operaciones de estéticas son en menores de 40 años, y la edad media de la primera intervención en España es de 22 años. En la línea, las intervenciones más realizadas en nuestro país son las de aumento de pecho (27,6%), la blefaroplastia (10,7%), la liposucción (10,5%) y la rinoplastia (7%).
Labios, pómulos, frente...
Sin embargo, el método más recurrente para modificar imperfección es el bótox: una sustancia venenosa considerada como tal por sus altos índices de toxicidad, utilizada para disimular arrugas y potenciar facciones concretas, en gran medida, del rostro.
Aprobado para usos médico y estético en 2002, el bótox lleva más de 20 años siendo el rey de los milagros, su eficacia puede durar incluso más de 6 meses y su uso está más que extendido para pequeños retoques de labios, pómulos, frente, mandíbula e incluso nariz.
Pero, por mucha popularidad que alcance, el bótox sigue siendo una de las sustancias más tóxicas de uso corriente para el ser humano, en concreto unas 600 veces más peligroso que el cianuro. Tanto es así, que la toxina botulínica puede llegar a ser mortal en dosis bajas de tan solo 60 gr.
Esto se debe a que en realidad el bótox es un compuesto a partir de una bacteria que prolifera en alimentos en mal estado, o incluso en el suelo, y que puede llegar a generar ciertas sustancias paralizantes. Es por eso por lo que es tan popular en la medicina estética, ya que es capaz de detener el desarrollo de los músculos de manera temporal (entre 3 y 6 meses) aplicando una dosis extremadamente baja para evitar, entre otras enfermedades, el botulismo: ocurre cuando la bacteria es ingerida directamente y provoca paralización parcial y hasta problemas de respiración.
'Bótox Party'
Organizar fiestas está de moda. Ya no solo se trata de una reunión informal con amigos, sino también para celebrar cualquier tipo de noticia, como son las 'gender reveal' donde se desvela el sexo del bebé que viene en camino. Novedad también las 'bótox party': quedadas en domicilios particulares o en trastiendas para una sesión estética.

Invitación ficticia 'Botox Party'
El problema de estas reuniones es que se suelen realizar sin las medidas higiénicas establecidas y hasta en algunas ocasiones sin los profesionales adecuados. El único 'beneficio' es que se trata de sesiones mucho más económicas que si se realizarán en una clínica profesional.
El sector sanitario ya ha alertado de su popularidad en Madrid y otras grandes ciudades donde aseguran que se "administran inyecciones de toxina botulínica en un ambiente no clínico, como una casa o un salón de belleza. Aunque pueden parecer una opción divertida y económica, presentan más riesgos que beneficios".
Alertan también de la ilegalidad de estas ofertas y servicios realizados en la parte de atrás de salones de belleza donde los responsables son en su mayoría médicos extranjeros que no tienen permiso de trabajo, o que no han homologados sus estudios, y que pretenden ganar dinero de manera rápida en España.