Salud Bienestar

Los investigadores Gonzalo Herradón y Marta Vicente (CEU San Pablo): "El Alzheimer se podrá curar, pero habrá que combinar varios compuestos"

Grupo de investigación de Gonzalo Herradón.

Años de oscuridad en la investigación del Alzheimer están dando paso a una época cada vez más esperanzadora. Investigadores españoles acaban de publicar en la revista Frontiers in Pharmacology un estudio que identifica una nueva estrategia terapéutica para reducir las placas beta-amiloide (las proteínas tóxicas que se acumulan en el cerebro de los pacientes) y la inflamación cerebral, dos características asociadas a la enfermedad.

La principal novedad de este estudio, llevado a cabo por la Universidad CEU San Pablo, reside precisamente en la capacidad dual de este potencial fármaco: mientras toda la innovación actual se dirige sobre todo al control de las placas de beta-amiloide, este posible tratamiento también ayuda a reducir la neuroinflamación en modelos animales.

"En España se llevan a cabo investigaciones con anticuerpos que se administran y reconocen estas placas beta-amiloides e intentamos desarrollar la respuesta inmune que termine rompiendo o fagocitando esa placa. Se lleva haciendo muchos años, pero el éxito es limitado. Por eso es importante buscar otras estrategias terapéuticas", explica Gonzalo Herradón, autor del estudio. Para estos investigadores, la solución del Alzheimer precisamente pasa por la combinación de estos fármacos. "El Alzheimer se podrá curar. Pero conllevará un abordaje con varios compuestos, no solo uno", señalan a este periódico.

En este sentido, Herradón asegura que la investigación siempre anda "a vueltas" con la causa genética del Alzheimer. Sin embargo, la carga hereditaria de la enfermedad es muy pequeña, pues solo está presente en un 3% de los casos. El resto de los diagnósticos, por el contrario, se relacionan con factores ambientales: enfermedades metabólicas como la diabetes, el consumo de alcohol excesivo y la obesidad. "Estos factores ambientales incrementan el riesgo de Alzheimer porque producen neuroinflamación", argumenta Herradón.

Así, para la investigación, se han estudiado ratones transgénicos que desarrollan Alzheimer a los que se ha administrado el compuesto durante 14 días. "Después, hemos observado los cerebros y hemos evaluado el contenido de las placas amiloide. Y hemos estudiado unas células muy importantes involucradas en la respuesta inflamatoria en el sistema central", desgrana la coautora del hallazgo, Marta Vicente.

Ocho años para la llegada de un nuevo fármaco

Esta investigación, que lleva cuatro años en marcha, podría desembocar en un nuevo fármaco en el mercado en un plazo de aproximadamente ocho años, dependiendo de los resultados que deriven de la fase clínica —es decir, cuando se pruebe en humanos—. Por el momento, el primer paso es hacer ensayos clínicos en otros animales.

No obstante, recuerdan que tan solo una de cada 10 moléculas que se aprueba en personas acaba saliendo al mercado. Durante esta fase, la estrategia pasa por probar el fármaco en pacientes y en personas sin la enfermedad. La finalidad de llevar a cabo los ensayos clínicos en sujetos sanos es observar si surgen efectos adversos en ellas.

Preguntados por la investigación en España, Herradón asegura que, en este país, "con muchos menos recursos que el resto de los países desarrollados, se puede decir que hay resultados comparables". Por ello, agrega, si se llegara a la media de inversión de los países en estudios sobre el Alzheimer, al ser más eficaces, "sería un sitio mejor para investigar".

Por último, los autores reclaman una mayor prevención de la enfermedad y una mayor investigación para que el Alzheimer se pueda detectar en la sangre. En este sentido, están llevando a cabo un estudio sobre biomarcarcadores para poder diagnosticar con mucha antelación el Alzheimer en personas que consumen alcohol. Para este estudio, realizado en el marco de la Red de Investigación en Atención Primaria en Adicciones, cuentan con 250 sujetos: unos con un leve deterioro, otros con un deterioro grave y otros sujetos sin ningún deterioro. "Si conseguimos detectar en la sangre la proteína que se relaciona con el deterioro cognitivo es porque algo está pasando en el cerebro", explican.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky