
"El futuro de la esclerosis múltiple nunca ha sido tan esperanzador". Estas son las palabras del neurólogo del Grupo Policlínica Ibiza, el doctor Carlos Fernández. Y es que, la investigación abre la puerta a nuevas posibilidades terapéuticas como las terapias con células madre y la remielinización, un proceso que busca reparar el daño en la mielina. También la edición genética podría corregir futuras anomalías genéticas asociadas con la enfermedad.
En 2022 – últimos datos disponibles – se registraron alrededor de 65.800 casos de esclerosis múltiple en España. El tratamiento de esta enfermedad tiene el objetivo de a reducir los brotes, minimizar el daño neurológico y mejorar la calidad de vida. Por un lado, los inmunomoduladores desempeñan un papel crucial en la reducción de la progresión de la enfermedad. Por otro lado, durante las recaídas, se utilizan corticosteroides para controlar la inflamación.
El neurólogo explica que la esclerosis múltiple se caracteriza por la afectación del sistema nervioso central debido a un ataque autoinmune que daña la mielina, la capa protectora de las fibras nerviosas. "Esto genera una amplia variedad de síntomas que varían de una persona a otra, haciendo de cada caso sea único", apunta.
Todavía no se ha identificado una única causa que provoque esta enfermedad. No obstante, los expertos coinciden en que la esclerosis múltiple resulta de la interacción de factores genéticos y ambientales. Además, si bien no se considera hereditaria, algunas variantes genéticas pueden aumentar la susceptibilidad. Entre los factores ambientales destacan la falta de exposición al sol, los bajos niveles de vitamina D, el tabaquismo y la infección por el virus Epstein-Barr.
El catálogo de síntomas lo componen fatiga constante, visión borrosa, debilidad muscular, hormigueo en las extremidades y problemas cognitivos, como dificultad para concentrarse o recordar. Cabe mencionar que cada paciente experimenta una combinación distinta de estos síntomas, lo que puede afectar su calidad de vida de manera desigual. "Algunas personas podrían notar debilidad en las piernas, mientras que otras presentan pérdida de visión o dificultades de equilibrio", dice Carlos Fernández. Esta variabilidad está relacionada con las áreas específicas del sistema nervioso central que resultan afectadas.
En cuanto a su diagnóstico, se basa en una combinación de pruebas clínicas: resonancias magnéticas, análisis de líquido cefalorraquídeo y pruebas de potenciales evocados. Estos procedimientos permiten identificar daños en el sistema nervioso central y descartar otras enfermedades, según Fernández.
Un desafío emocional
Por otra parte, las personas con esclerosis múltiple enfrentan el desafío emocional de aceptar una enfermedad crónica que afecta la independencia. También tienen que encarar los estigmas que suelen acompañar a esta enfermedad. "Uno de los principales que rodea a la EM es que los pacientes a veces no parecen enfermos, pero síntomas invisibles como la fatiga o las dificultades cognitivas pueden limitar sus oportunidades laborales y sociales, afectando su autoestima y bienestar emocional. Por eso, la educación pública es esencial para combatir estos prejuicios, promoviendo una mayor empatía y comprensión hacia las personas con EM", dice Fernández.
Cabe mencionar que la sensibilización juega un papel relevante en el diagnóstico temprano de la enfermedad. Y es que, detectar esta patología en sus primeras etapas permite iniciar tratamientos que mejoran significativamente la calidad de vida a largo plazo. También ayuda a crear un entorno más comprensivo y solidario.