
Almirall ya tiene una fecha marcada en rojo en su calendario anual. La compañía que dirige la familia Gallardo espera que en la reunión técnica que la Agencia Europea del Medicamento, que se celebrará la semana del 11 de septiembre, se dé el visto bueno a su última promesa terapéutica: lebrikizumab. El medicamento es la piedra angular de la estrategia de la farmacéutica tras la decisión tomada hace año de centrarse en dermatología médica.
Si los planes de la compañía se cumplen, el medicamento estaría listo para comenzar a comercializarse en los estertores de 2023. Como ocurre con cualquier fármaco en Europa, el primer país donde se vendería sería en Alemania, ya que el país teutón adopta las decisiones de la Agencia Europea del Medicamento de firma instantánea. Una vez asentado, Almirall tendrá que comenzar las negociaciones país a país para conseguir financiación en cada uno de los Estados Miembro. Este proceso podría alargarse a lo largo de todo 2024. Al unísono de las negociaciones en la Unión Europea, la firma catalana también luchará por hacerse un hueco en el mercado inglés.
Los Gallardo se hicieron con la promesa terapéutica para la dermatitis atópica en febrero del año 2019. La molécula pertenecía entonces a Dermira, con la que se acordó un traspaso de los derechos comerciales en Europa por hasta 200 millones de dólares. De ese montante, se realizó un pago inicial de 30 millones por la preferencia en la opción de compra, a la que siguió una transferencia de 50 millones por ejercitar dicha opción. A partir de ahí, se condicionó el pago de 115 millones ligados al éxito en los ensayos clínicos, al hito de aprobación regulatoria y a las primeras ventas.
Desde 2019 hasta hoy ha habido cambios superficiales sobre el acuerdo descrito. Las cantidades se mantienen y la exclusividad para el mercado europeo también, pero el receptor de los pagos será ahora Lilly, quien pagó unos 1.000 millones de dólares por Dermira a principios de 2020.
Almirall tiene puestas muchas esperanzas en el recorrido comercial de la molécula. Según las previsiones de la propia farmacéutica, se espera que en el pico de ventas, algo que suele ocurrir a los tres o cuatro años del lanzamiento, se alcance una facturación anual de 450 millones de euros. Se trata de una cifra conservadora porque, a pesar de que existe mucha competencia, el mercado mundial para la dermatitis atópica tiene una valoración de 21.000 millones a nivel mundial.
Una vez que Almirall obtenga el sí europeo y vaya consolidando el lanzamiento del tratamiento en los distintos estados Miembro, la compañía volverá a mirar hacia fuera en busca de nuevas promesas terapéuticas. "A corto plazo estamos muy enfocados en el crecimiento orgánico con Lebrikizumab y no queremos distraernos en operaciones", dijo Carlos Gallardo el pasado mes de mayo tras presentar resultados trimestrales.
Crecimiento inorgánico
Sin embargo, sí que está en los planes a medio y largo plazo de la farmacéutica reforzar su cartera mediante crecimiento inorgánico. Tal y como adelantó este medio, la farmacéutica catalana tiene una munición de unos 1.000 millones de euros para acometer operaciones. "Seguimos explorando opciones de crecimiento inorgánico de manera oportunista, apoyándonos en nuestra sólida posición de balance", explican. La compañía dispone de una capacidad de entre 800 y 1.000 millones (entre 3 y 3,5 veces el ebitda de la empresa) para acometer las operaciones que se le presenten y tendrán como objetivo fortalecer su negocio en Europa.
En junio, Almirall lanzó una ampliación de capital por valor de 200 millones de euros. La operación tiene por objetivo llevar a cabo la compra de productos dermatológicos en fases preclínicas o primarias que están bajo estudio en un máximo de 18 meses, si bien podría ser antes de que acabase 2023. "La Sociedad pretende destinar el importe neto obtenido del aumento de capital a preservar la flexibilidad financiera y agilidad necesarias para buscar activamente y ejecutar con rapidez oportunidades de crecimiento inorgánico (incluyendo adquisiciones complementarias, así como acuerdos de licencias) que se encuentran actualmente bajo análisis", explicó la compañía. Entre los objetivos farmacológicos, Almirall prácticamente no descarta nada, más allá de que solo serán medicamentos para dermatología médica.
La estrategia de compra de Almirall ha tenido luces y sombras. En el apartado de éxitos se encuentran Wynzora, Klisyri y, si todo concluye tal y como se espera, el propio lebrilizumab. En el lado negativo, se encuentra Seysara. Este fármaco no ha conseguido despegar en el mercado de Estados Unidos y ha sido una de las peores noticias para la compañía en los últimos resultados comunicados a la Comisión nacional del Mercado de Valores.