
Los biosimilares tienen el poder de transformar el cuidado sanitario tal y como se conoce hoy en día. Dentro de tres años, el mercado mundial de biológicos genéricos de trastuzumab, un principio activo contra el cáncer, alcanzará los 6.300 millones de euros.
Existe un gran cartera de biosimilares de diversas moléculas, por ejemplo adalimumab, rituximab, etanercept o trastuzumab. Este último por lo general se utiliza para tratar los tumores mamarios, aunque hay algunos tratamientos dirigidos al cáncer gástrico.
En 2022, el valor del mercado de biosimilares de trastuzumab era de 1.888 millones de euros. Hasta el 2026, este irá creciendo a un ritmo del 27,1% cada año, según las previsiones de un informe de la consultora Polaris Market Research. La causa de este incremento será la creciente prevalencia de los casos de tumores a los que va dirigido.
Por territorios, el año pasado —últimos datos públicos— América del Norte fue la región que más parte abarcó del mercado de biosimilares de este principio activo. Asimismo, se espera que Oriente Medio sea el territorio de más rápido crecimiento en el periodo de pronóstico.
Los principales actores del mercado se centran continuamente en el lanzamiento de nuevos tratamientos lo que está dando forma al mercado de biosimilares de trastuzumab. Las empresas están atravesando varias iniciativas estratégicas, por ejemplo el desarrollo de nuevos productos, asociaciones y expansión geográfica y de sus catálogos para mantener su posición competitiva en el mercado y también atender mejor las necesidades de los pacientes, según la consultora.
Roche perdió la patente de trastuzumab (Herceptin era el nombre comercial) y aparecieron biosimilares que contenían su molécula. Los primeros biológicos genéricos de este principio activo que autorizaron las agencias reguladoras –en concreto, la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) y la Agencia Europea del Medicamento (EMA)– fueron Ogivry de Mylan Pharmaceuticals y Ontruzant de Organon Salud respectivamente.
Ambos liderarán el mercado junto al biológico genérico de Pfizer, Trazimera, que recibió luz verde de la EMA en el año 2018. Otro biosimilar de esta molécula es Kanjinti de la farmacéutica Amgen -primera terapia de esta clase que lanzó en España-. En el listado también hay cabida para Hermuza de la compañía Healthcare Celtrion.
Trastuzumab en España
En el territorio español, trastuzumab se encuentra entre los principales principios activos con mayor consumo. En concreto, en 2019 –últimos datos publicados– el sistema sanitario desembolsó alrededor de 130,2 millones en la compra de este principio activo. No obstante, según la Asociación Española de Biosimilares (BioSim) "es probable que el gasto haya disminuido a partir de esa fecha, dada la comercialización de biosimilares de trastuzumab y teniendo en cuenta que en 2022 su penetración en el mercado se situaba muy cercana al 80%".
Para 2023, la previsión de la Asociación Española de Biosimilares es que la cuota de mercado de este tipo de biosimilares aumente como ha venido haciendo desde la llegada del primer biológico genérico de este principio activo. Además, la consultora Iqvia indica que la pérdida de exclusividad en el mercado de trastuzumab ha supuesto y seguirá suponiendo importantes ahorros e incrementos en las ventas de esta molécula. Y es que la aparición de estos productos ha supuesto un ahorro de más del 50% del precio en relación con el trastuzumab original.
Los biosimilares cuentan con una lista compuesta de una serie de ventajas. En primer lugar, facilitan opciones adicionales de tratamiento tanto para los profesionales sanitarios como para los pacientes. Al mismo tiempo, crea competencia en el mercado reduciendo los costes del tratamiento y permitiendo un mayor acceso. Y es que el elevado precio de los medicamentos oncológicos se ha identificado como una de las principales causas de adquisición.
En España existen 173 plantas de producción de medicamentos. Sin embargo, casi todas son de síntesis química y solo once son para la fabricación de medicamentos biotecnológicos. Destacan las plantas biotecnológicas de MAbxience, ubicada en León, y la de Rovi, en Granada.