
La investigación de nuevos antibióticos es un viaje de largo recorrido. Para que un candidato a antibiótico pase de la fase preclínica a la fase clínica se necesitan entre 10 y 15 años. En el caso de las clases de antibióticos existentes, solo uno de cada 15 fármacos en desarrollo preclínico llega a los pacientes. Pero la situación se complica para los nuevos candidatos. Según datos aportados por la patronal de la industria farmacéutica internacional, IFPMA, solo uno de cada 30 candidatos llegará a los pacientes.
La industria de los antibióticos es compleja y las farmacéuticas llevan tiempo reclamando incentivos y ayudas, porque el valor comercial de un nuevo antibiótico está por debajo de la inversión que hace falta para llevarlo al mercado. "Existe una clara falta de financiación para la investigación y desarrollo de antibióticos, especialmente en las etapas posteriores y que requieren más recursos", afirma Luka Šrot, gerente de Seguridad en Salud de IFPMA.
Los dos problemas que se le presentan a la industria farmacéutica son de tiempo y dinero. Por un lado, las patentes duran 20 años y con tiempos de desarrollo tan longevos es difícil conseguir el retorno de la inversión. Por otro lado, hay pocos incentivos públicos cuando la mayoría de compañías que se involucran en desarrollar antibióticos son pequeñas y medianas y, además, se trata de un problema de salud pública.
La mayor parte de las ayudas vienen de organizaciones filantrópicas. Muchos antibióticos han asumido la misión de superar las barreras científicas, pero pocos han logrado mantenerse a flote a pesar de tener un producto exitoso. Según los expertos, esa es una de las paradojas de los antibióticos: por un lado, deben usarse adecuadamente para preservar su eficacia y retrasar el desarrollo de resistencias. Pero, por otro, los nuevos antibióticos se usan solo en raras ocasiones. Sin embargo, es necesario que estén disponibles cuando nada más funciona.
La industria farmacéutica intervino para brindar alivio a través de la creación del Fondo de Acción AMR, un fondo de 1.000 millones de dólares (942 millones de euros) que tiene como objetivo llevar al mercado de dos a cuatro nuevos antibióticos para el año 2030. "Muchas compañías, como compromiso social y conscientes de la problemática que existe, siguen trabajando en ello. Pero son compañías que viven con la esperanza de que se tomen medidas económicas que les ayuden a paliar en cuanto a oportunidad de negocio. Entre los incentivos que se piden está que las compañías que lleven un producto al mercado tengan la posibilidad de extender una de sus patentes durante un tiempo", explica Domingo Gargallo, CEO de ABAC Therapeutics.
Pequeñas iniciativas
La mayor parte de las innovaciones en este campo vienen de iniciativas pequeñas, específicamente un 83%. Estas empresas son las que llevan la investigación y luego llegan a acuerdos con grandes multinacionales farmacéuticas para los ensayos clínicos y la comercialización del producto final. "Las grandes farmacéuticas compran esas patentes porque tienen una tradición en investigación de antimicrobianos y en comercialización y les sale más rentable hacerlo de esa forma que manteniendo una investigación propia en su estructura", afirma Rafael Cantón, jefe del servicio de Microbiología del Ramón y Cajal.
Para solucionar la problemática, están apareciendo los nuevos modelos de pago. Hay ensayos en algunos países donde se les paga a las compañías un precio fijo, pero el retorno de la inversión económica de un antimicrobiano es bajo en comparación con otras áreas terapéuticas. "El precio de un tratamiento antibiótico no es muy alto. A pesar de necesitar nuevos antibióticos, la tendencia es a prescribirlos en menos casos de los que se debería por miedo al desarrollo de resistencias. Por eso se está buscando esta forma de pago por ponerlo en circulación. Esto se está haciendo ya en algunos países, como en Suecia. En España, de momento, no", afirma Cantón.
El mundo de los antimicrobianos es complicado. No es un campo fácil y hay compañías que ya han abandonado la investigación. Solo algunas persisten en el intento.