
En invierno la piel sufre y se debe cuidar como se merece. De igual forma que las personas adaptan su armario a la llegada del frío también hay que ajustar los cuidados de la dermis. El frío, el viento, la humedad, la calefacción o los contrastes de temperatura son factores que promueven los problemas en la piel durante la estación más fría del año.
La piel es el órgano más grande del cuerpo. Esta sufre de forma distinta en verano y en invierno. "En verano el principal problema es el sol y a veces el exceso de humedad según el lugar de residencia; y en invierno la problemática es la sequedad", explica el dermatólogo de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), el doctor Antonio Clemente. En este caso, el frío promueve la sequedad y acelera el envejecimiento prematuro de la dermis.
Por norma general, una piel sensible no ejerce la función de barrera de manera adecuada y no puede protegerse de los agentes externos. "El frío provoca sequedad", afirma el doctor Clemente. Durante el invierno, en general la piel se nota más seca, descarnada, agrietada o cuarteada. Además, ciertas patologías, como la dermatitis atópica favorecen la sequedad. También los pacientes que se encuentran en tratamiento para el acné son más propensos a que su dermis tenga este aspecto. Por otro lado, el estrés y el uso de cosméticos inadecuados también favorecen el hecho de tener una piel sensible.
De hecho, no todas las partes de la piel sufren de la misma manera. Existen zonas expuestas como el rostro, manos y pecho que pueden padecer con mayor frecuencia los efectos del frío. Además, las partes acras, es decir, la nariz, labios y orejas son las que más sufren debido a una peor vascularización. "Cuando los montañeros sufren una congelación, lo primero que se hiela son la nariz, las orejas y los dedos, en especial los de las manos", explica el dermatólogo.
Ante el frío, la piel de las personas ancianas es la más vulnerable ya que tiende a tener una menor vascularización, según los expertos. Además, ya de por si una persona anciana presenta una tendencia a tener una piel más seca que un adolescente. Por otro lado, se encuentran los recién nacidos. Existe un porcentaje de niños que tienen dermatitis atópica y ellos "sí es verdad que con el frío se reseca más".
Cómo proteger la piel
A la hora de resguardar la piel frente al frío, lo más importante es hidratarla tanto de día como de noche. Además, la protección solar no es solo cosa de verano. Esta hay que utilizarla durante todo el año ya que los rayos del sol siguen incidiendo en la piel aunque las temperaturas sean más bajas.
Es de gran importancia hidratar, sobre todo, las zonas sensibles. En el caso de los labios, las personas tienden a humedecerlos para sentirlos menos tirantes, pero según los expertos esto es una mala idea ya que lo que hace es irritarlos. Para evitarlo, hay que utilizar un bálsamo labial hidratante.
Las manos suelen ser las grandes olvidadas del cuerpo humano a la hora de cuidarlas. En invierno sufren más y pueden llegar a aparecer sabañones. Los expertos recomiendan utilizar guantes y evitar los cambios bruscos de temperatura. Por otra parte, los profesionales recomiendan utilizar productos con ingredientes que respeten la dermis.
Por otro lado, se debe evitar el agua muy caliente porque deshidrata en gran cantidad la dermis. También favorece la pérdida de lubricación. Por ello, las duchas y los lavados deben llevarse a cabo con agua templada. Tampoco hay que olvidarse de secarse bien después de un baño.