
Cuarta vacuna sí o cuarta vacuna no. Este es uno de los grandes debates en torno a la estrategia para combatir la covid en España, así como en otros países donde las respectivas campañas de vacunación se encuentran muy avanzadas. La inoculación del mismo fármaco una y otra vez podría ser a la larga contraproducente, según insinúan algunos expertos ante la falta de evidencia científica. Además, no está asegurado que las que ya existen sigan siendo eficaces contra las variantes que puedan surgir en un futuro.
Pero, ¿y si contáramos con otras vacunas universales, diferentes a las existentes de ARNm, como las de Pfizer y Moderna? ¿O a las de vectores de adenovirus, como las de AstraZeneca y Janssen?
Bajo esta premisa, un equipo de investigadores de la Universidad del País Vasco y del Instituto de Investigación Sanitaria Marqués de Valdecilla (IDIVAL), en colaboración con investigadores clínicos del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, han desarrollado un método para crear vacunas universales contra la covid que, potencialmente, podrían ser eficaces contra todas las variantes conocidas y por conocer. Y no solo eso, sino que, para comprobar su método, han creado y analizado en laboratorio su propio candidato a convertirse en vacuna.
CoVPSA, que es el nombre con el que sus responsables han bautizado a su aspirante a vacuna, se encuentra en fases muy preliminares. Por el momento, no han realizado ensayos clínicos sobre humanos, sino estudios clínicos en los que han combinado sangre de personas donantes con dosis de su vacuna. Los resultados de sus estudios clínicos, publicados en la revista Scientific Reports, han dado buenos resultados frente a todas las variantes incluidas en sus pruebas, iniciadas allá por 2020 (antes de la llegada de Ómicron).
"Hemos tenido en mente todas las variantes disponibles hasta la fecha y (la vacuna) ha resultado bastante eficiente. No solo con respuesta inmunitaria en ratones, sino también en personas", indica a este medio Carmen Álvarez Domínguez, investigadora en el Instituto de Investigación Marqués de Valdecilla y coautora del estudio.
Esta candidata a vacuna, CoVPSA, se diferencia de otras conocidas por todos en que es una vacuna peptídica, "como la que recibimos frente al tétanos", apunta la investigadora. Frente a las de ARN mensajero o ARNm, este tipo de vacunas presentan la ventaja de producir menos toxicidad; es decir, provocan menos efectos secundarios en el sujeto. Además, no requieren condiciones de conservación tan específicas, como el frío.
"Las quince muestras de sangre que analizamos presentaban anticuerpos frente a esta vacuna, e incluso más que frente a las que se habían inoculado anteriormente (Pfizer y Moderna). Sin embargo, esto no tienen por qué significar que sea más efectiva", explica Álvarez. Hasta que no se evalúe su eficacia en ensayos clínicos, los responsables de este hallazgo remarcan que todos sus resultados son preliminares. Y para que su vacuna entre en esta fase, antes tiene que ser autorizada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).
No obstante, y al igual que ha pasado con los ensayos de otros fármacos contra la covid en España, a día de hoy resulta muy complicado encontrar a voluntarios que no se hayan vacunado y que no hayan pasado la enfermedad, para validar correctamente su efectividad. "En el mejor de los casos, en uno o dos años veremos resultados", pronostica a elEconomista Luis Martínez Fernández, profesor Titular de Matemáticas en la Universidad del País Vasco y coautor del mismo estudio. Hasta entonces, los siguientes pasos requieren que ambos equipos realicen pruebas adicionales para seguir ampliando los resultados preliminares.
Cómo se ha desarrollado
Para llegar hasta esta publicación científica, han pasado dos años en los que los investigadores han elaborado un modelo matemático y han aplicado sus conclusiones a un fármaco (CoVPSA) testado en laboratorio. Por un lado, desde la universidad vasca hicieron el estudio teórico previo y la simulación computacional de la cadena de 22 aminoácidos que conforman el péptido de la vacuna. "Es un método matemático preparado para patógenos con capacidad de sufrir una mutación, como la Hepatitis C o el VIH", señala Martínez.
Y aunque el trabajo presentado no incluye las últimas variantes más extendidas, como Ómicron, el matemático adelanta que tanto las últimas variantes como otras posibles mutaciones futuras están en la fase del diseño computacional más actual. CoVPSA funcionaría de igual manera ante estas variaciones, ya que en su composición está incluida una región del virus que coincide en todas las mutaciones que se han producido hasta el momento (ya que las mutaciones, hasta ahora, siempre se han producido en otras regiones). De ahí que sea potencialmente válida para todas las mutaciones. Pero estos resultados no deben llevar a conclusiones precipitadas, ya que no dejan de ser el resultado de multitud de operaciones matemáticas realizadas por un superordenador. "Son pruebas muy preliminares", recalca Martínez.
Después, el equipo del IDIVAL cargó el mencionado péptido, sintetizado e integrado en un vector vacunal, en las células que inician una respuesta inmunitaria adaptativa en nuestro organismo. También se encargó de hacer los posteriores ensayos biológicos in vitro e in vivo en ratones y en muestras de sangre humana, los cuales fueron positivos. "Los resultados obtenidos son buenos en cuanto a la inmunogenicidad de la vacuna, el perfil de citoquinas obtenido y la respuesta humoral generada, así como en cuanto al perfil de seguridad de la misma", afirman los investigadores.