
El nuevo año es el momento elegido por muchas personas para elaborar una lista de propósitos. Unas metas a largo plazo que, en la mayoría de los casos, no se cumplen o se abandonan a los pocas semanas. De hecho, tan solo un porcentaje muy pequeño logra cumplirlos al terminar los 365 días.
Generación tras generación, los deseos continúan siendo los mismos: aprender un nuevo idioma, empezar a comer de modo correcto, dejar de fumar, apuntarse al gimnasio, visitar nuevos países del mundo, encontrar el amor, adelgazar varios kilos para conseguir el peso ideal...
Beneficios
Precisamente, caminar es una de las claves para este último objetivo. Y es que está demostrado que quema más grasa y calorías que otros ejercicios, ayuda a que el sistema cardiovascular se active y elimina el colesterol perjudicial para el organismo.
Por si fuera poco, aumenta la resistencia a los esfuerzos, a cansarnos menos y más tarde. También, la salud psicológica se ve beneficiada: la depresión, el estrés, el insomnio y muchos otros problemas emocionales y mentales pueden solucionarse con este maravilloso ejercicio natural.
Un mensaje con un trasfondo llamativo
"Es cierto que andando no se aumenta mucho la frecuencia cardiaca, pero, si lo comparamos con una persona sedentaria que está en el sofá, un paseo de 20' ya produce la activación de ciertas zonas del cerebro y, en consecuencia, la formación de nuevas neuronas", ha transmitido José Luis Trejo, neurocientífico del CSIC a 'WeLife'.
Y ha añadido un contundente mensaje dirigido a toda la sociedad española: "Si esta actividad se prolonga en el tiempo -es decir, caminando a diario-, esos pequeños cambios, que consigues simplemente caminando y que tan positivos son para la estructura cerebral, se van consolidando".
A tener en cuenta
Ojo. Aunque el experto hable de 20 minutos, no se trata de una máxima, sino de un punto de partida que, después, habrá que adaptar a cada caso concreto. En neurociencia, de hecho, se camina hacia un ejercicio personalizado en el que lo ideal sería identificar cuánto tendría que andar cada persona para "activar esas regiones cerebrales".
Lo mismo, claro está, sucede con la velocidad o el ritmo. "Depende del efecto que quieras conseguir. Si buscar obtener el máximo beneficio del ejercicio físico para tu cerebro, y tu estrategia es caminar, de lo que se trata es de que tu frecuencia cardiaca aumente, pero sin pasarse en la curva hormética", ha concluido.