En la sociedad actual la imagen de belleza y juventud suelen ir de la mano. Muchas son las personas que se esfuerzan para que el paso de los años les afecte lo menos posible. Sin embargo, envejecer es una ley natural y nadie puede evitarlo. Lo que sí se puede hacer es ir acumulando años con dignidad y vitalidad.
Aquí la genética, aunque ayuda, no es tan eficaz como ser constante con hábitos de cuidado diarios que seguro influirán significativamente en el proceso de envejecimiento. La alimentación consciente, la actividad física, el sueño de calidad, las relaciones interpersonales o la salud mental podrían hacerte destacar como esa persona de tu grupo de amigos que, aunque tengáis todos la misma edad, parece mucho más joven.
El secreto
No es algo que se encuentre en los genes de cada uno, ni en cremas milagro o intervenciones arriesgadas. Solo son hábitos diarios que pueden cambiarte tanto por fuera como por dentro para que la vejez llegue más lentamente.
No hay diferencia con aprender un idioma nuevo o practicar un deporte diferente: lo único que hace mejorar es la constancia y las pequeñas decisiones que se han ido tomando todos los días. Por ello, lo mejor sería empezar cuanto antes.
Listado completo
- La piel. Es lo primero que se ve y a medida que pasan los años esta pierde elasticidad y provoca arrugas. Sin embargo, hay otras personas que apenas tienen y conservan sus expresiones faciales. Básicamente es una rutina, igual que cepillar los dientes o ducharse, que se incorpora todos los días. Este puede incluir la limpieza regular, la hidratación y la aplicación de protector solar para protegerse de los dañinos rayos UV.
- Actividad física. Es algo que no se empezará a notar por fuera hasta pasado un tiempo, pero sí que se notará en cuanto a la energía. Muchas personas de 60 o 70 años parecen tener hasta más fuerza y ganas que otros de 30. Por lo que salir a correr todos los días o participar en algún club deportivo puede ser muy beneficioso. No se trata de hacer un maratón o levantar pesas, sino hacer actividades funcionales que permitan desarrollar la flexibilidad y agilidad.
- Calidad de sueño. Se suele pasar por alto, principalmente por el ritmo del día a día, pero es fundamental para la salud y bienestar general. Al dormir el cuerpo entra en modo reparación y la falta de sueño puede acelerar notablemente el envejecimiento e incluso algunas enfermedades. En 2017 los científicos estadounidenses Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young ganaron el premio Nobel de Medicina "por sus descubrimientos de los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano". Su trabajo demostró que dormir bien no es un lujo, sino algo esencial.
- Comer conscientemente. No se trata de seguir una dieta muy estricta, hay que cuidar la alimentación con platos nutritivos para mantener el cuerpo en un funcionamiento óptimo. Aquí la frase "eres lo que comes" cobra fuerza, aunque se sigue pudiendo tomar algún capricho siendo siempre muy consciente y con moderación.
- Relaciones interpersonales. Puede parecer algo secundario, pero cuidar los lazos con amigos y familiares tiene un impacto real en la salud y proceso de envejecimiento. El medio DMN asegura que varios estudios han demostrado que "las personas con fuertes conexiones sociales tienden a vivir vidas más largas y saludables". "Nos brindan un sentido de propósito, mejoran nuestro estado de ánimo e incluso nos ayudan a afrontar los desafíos de la vida", apuntan.
- Atención plena. Estas prácticas diarias, como la meditación, yoga, ejercicios de respiración profunda o simplemente dedicando unos momentos cada día a estar presentes, ayudan a reducir el estrés, la ansiedad y promueve una sensación de paz interior y satisfacción.
- Mentalmente activos. Un cuerpo sano sin ejercitar la mente no consigue hacernos tener una buena calidad de vida, por lo que simples actividades como leer, hacer rompecabezas, aprender algo nuevo pueden ser experiencias muy valiosas para ayudar a envejecer más lentamente. Esto mejora la memoria y funciones cognitivas básicas, atrasando considerablemente la aparición de enfermedades como la demencia o el Alzheimer.
- Una actitud positiva. Puede parecer un cliché, pero la mejor manera de retrasar este envejecimiento es ser consciente de los cambios de tu cuerpo y aceptarlos. Considera que el paso del tiempo no es un declive, sino un viaje continuo de crecimiento y autodescubrimiento. Quienes lo aceptan con gracia y positividad suelen afrontar mejor los desafíos que conlleva.
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