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Del andamio a ganaderos de éxito: los tres hermanos zamoranos que gestionan 1.500 vacas frisonas

De izquierda a derecha, Emilio, José Luis y Óscar Esteban Fernández
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Tres hermanos de Corrales del Vino (Zamora) demuestran que se puede triunfar en el sector primario sin vinculación previa a él con una fórmula cimentada sobre una segunda actividad, la tecnificación y la buena organización como pilares.

Echar raíces en el campo no es sencillo, más bien, todo lo contrario, y así lo rubrican quienes buscan incorporarse al sector. Ellos y ellas dicen encontrarse muchas piedras en el camino, tantas que muchos terminan por arrojar la toalla y desistir de la cruzada, más aún si son nuevos en estas lides y no cuentan de antemano con instalaciones, maquinaria o incluso la explotación ya en marcha por herencia familiar Pese a ello, el agro puede presumir de ser una de las ramas de la economía que concentra más valientes por metro cuadrado y un claro ejemplo lo encontramos en la localidad zamorana de Corrales del Vino, donde los hermanos Esteban Fernández decidieron hace casi ocho años saltar del andamio a la ganadería de vacuno. Emilio, José Luis y Óscar, de 46, 43 y 40 años, compaginan hoy la paleta y la llana con 1.500 cabezas de frisona y demuestran que, aún con esas piedras, es posible apostar por el sector primario de manera exitosa. La clave está, lógicamente, en encontrar la fórmula para sortearlas. Descárgate gratis elEconomistaAgro

Ellos lo han logrado conciliando ambas actividades, buscando un equilibrio entre dos mundos, construcción y ganadería, en la teoría y en la práctica del todo dispares. De hecho, para ellos la segunda no podría haber sido sin la primera, ya que les hubiera resultado "totalmente imposible" meterse en el vacuno sin seguir colocando y alineando ladrillos, revela el pequeño de la terna, Óscar. Al respecto, explica que las inversiones que hay que hacer para entrar "son muy fuertes" y, "si no vienes de la rama, tienes muchas más dificultades para acceder a las ayudas públicas". "Se valora si tus ingresos ya provienen del sector" y ese es un importante hándicap para quienes quieren dedicarse a la ganadería sin bagaje profesional previo en ella.

Roza la incongruencia, pero ésta es una de las trabas que con mayor frecuencia denuncian quienes quieren desembarcar en el campo y a la que, por supuesto, han tenido que hacer frente también los Esteban Fernández.

Bajo el paraguas de una integradora

En su caso, la superaron acogiéndose a la integración, una fórmula en la que otra empresa pone los animales, así como la alimentación y cuidados veterinarios que precisen, y el emprendedor o emprendedores, el trabajo y las instalaciones. Les pareció, afirma Óscar, que con este sistema corrían "menos riesgos". Así, en 2018 tomaron la mano de Industrias Cárnicas Caleiro para que AgroAsejo echara a nadar en dos naves, con capacidad para 500 animales, construidas por él y sus hermanos con fondos propios y subvenciones públicas, en su propio pueblo.

Óscar, Emilio y José Luis decidieron poner en marcha su explotación vacuna porque "había que diversificar". Y es que, como explica el más joven, en la construcción "hay trabajo", incluso más del que pueden abarcar, pero tienen un gran problema: la falta de mano de obra cualificada; además, no se ven haciéndose mayores sobre tejados, montando andamios y acarreando ladrillos a la intemperie hasta la jubilación. Siempre vinculados a la construcción y enrolados en la empresa de obras que crearon con su padre, el bovino les pareció una buena opción tras analizar "lo que había por la zona", y, aunque barajaron el porcino y la ganadería aviar, se decantaron por las frisonas para carne "por la inversión y ganancia" estimadas.

A la vista está que acertaron con sus cálculos y corazonada porque, apenas cuatro años después de crear AgroAsejo, ya se plantearon ampliar su negocio ganadero. Acogiéndose a las ayudas de la Junta de Castilla y León para la construcción, ampliación o adaptación de cebaderos de bovino, ovino y caprino -que, precisamente, ha eliminado en la reciente nueva convocatoria la obligatoriedad de ser titular de una explotación en el momento de solicitar esa ayuda-, el pasado 2024 culminaron la construcción de cuatro nuevas naves que dan a su explotación una capacidad global de 1.900 animales.

Unos 3.000 terneros estima Óscar que salieron de esos seis cebaderos el año pasado. Detrás de estas cifras hay un arduo trabajo que los tres hermanos se reparten para que la fórmula funcione. Según explica el menor, son él y otro quienes cargan con las labores de las naves a diario, turnándose los fines de semana para disfrutar de libranzas, mientras que, de lunes a viernes, cuando terminan el trabajo con las frisonas, se van también a la obra en la que el tercer hermano esté trabajando en ese momento, para darle a la paleta.

No deja de reconocer Óscar Esteban que, a veces se echan "las manos a la cabeza" viendo el embolado en el que se han metido, pero también afirma que están "satisfechos" con su osadía porque el bovino, tal y como ellos lo han planteado en AgroAsejo, organizado, repartido y muy tecnificado, "es más llevadero que una empresa de construcción a nivel pequeño como la nuestra". La ganadería es "menos física y me permite más flexibilidad para conciliar con mi vida familiar", dice, a tenor de su experiencia, este albañil y ganadero que, al menos por el momento, no se ve colgando el casco. Y es que, subraya, todavía hay que "desahogar los préstamos" y hacer frente al principal problema que acarrea la ganadería, que es que "necesita inversiones muy fuertes" y no permite "ver dinero suficiente y rentabilidad" hasta que instalaciones y maquinaria están pagadas.

Más verde en un futuro inmediato

AgroAsejo ha experimentado desde su creación un importantísimo cambio cuantitativo, pasando de dos a seis naves y de una capacidad de 500 cabezas a casi dos mil. Pero su evolución no se va a quedar aquí. Dado su volumen, los hermanos Esteban Fernández quieren también dotar a su negocio ganadero de un componente sostenible y ya estudian un proyecto complementario de ciclo cerrado que otorgue una tonalidad verde a su explotación.

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