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El abrelatas patentado en Gijón en 1906 que se sigue usando en todo el mundo

  • 'El Explorador Español' fue patentado hace 118 años por el gallego José Valle Armesto
  • Las latas de conservas surgieron en 1810, pero hasta 45 años después no se inventó ningún abrelatas
  • Los abrelatas existentes no cumplían las expectativas y el invento multiusos de Armesto resultó revolucionario
Un abrelatas 'El Explorador Español"

Hace 118 fue patentado en la ciudad asturiana de Gijón un abrelatas que pronto alcanzaría el éxito, hasta el punto de que se sigue utilizando en la actualidad dado su reducido tamaño y su contrastada practicidad, además de que cuesta apenas 2 euros.

Se trata de 'El Explorador Español'. Así fue bautizado por su inventor, el gallego José Valle Armesto, que había emigrado a Gijón unos años antes.

Resulta cuanto menos curioso que las latas de conservas surgieran en 1810 y hasta 45 años después a nadie se le ocurriera idear un abrelatas. El francés Nicolás Appert Peter Durand desarrolló las latas de conserva, que sobre todo iban destinadas a los militares, y en 1813 produjo la primera comida enlatada.

Pero hubo que esperar décadas hasta que llegaron los primeros abrelatas. De hecho, inicialmente se utilizaba casi cualquier cosa que fuera capaz de perforar el bote hasta abrirla: cuchillos, navajas y hasta bayonetas, en el caso de los militares, que en ocasiones tampoco dudaban en pegarle un tiro a la lata para poder extraer lo que había dentro.

Escasa efectividad

Los primeros abrelatas que se fabricaron eran rudimentarios y no cumplían demasiado las expectativas. El primero, de tipo garra o palanca, fue inventado en 1855 por Robert Yeates en el Reino Unido y tres años después, en 1858, fue Ezra J. Warner quien lo registró en Estados Unidos. Consistía en una hoz afilada que se introducía en la lata y se cortaba por el borde. Pero resultaba peligroso, ya que era bastante fácil cortarse con su pequeña hoz.

Era, además, un utensilio enorme y poco manejable cuyo funcionamiento pasaba porque esa especie de hoz se introdujera a la fuerza en la lata para deslizarla después. O sea, la pauta era la misma que clavarle un cuchillo a la lata.

Más tarde llegaría el abrelatas de llave giratoria, un clásico de los envases de anchoas, por ejemplo, que fue fue patentado por J. Osterhoudt en 1866. Sin embargo, este artículo servía exclusivamente para unos pocos envases, los que tenían una solapa a tal efecto.

En 1865 irrumpiría el abridor cabeza de toro, que se empleaba sobre todo en latas de carne, aunque no fue patenetado hasta 1870 por el estadounidense William W. Lyman. El cabeza de toro se produjo hasta 1930 y convivió con la rueda dentada desde 1925, creada por la Star Can Opener Company de San Francisco, y también llegó a ofrecerse con forma de cabeza de pez.

Primer abrelatas multiusos de bolsillo

Este abrelatas con cabeza de toro ya era más efectivo, pero el invento definitivo nacería en España y concretamente en Gijón. El abrelatas de uso múltiple universal del que José Valle Armesto es pionero tardaría en llegar, aunque desde que irrumpió en el mercado no ha dejado de venderse y se sigue utilizando ampliamente hoy en día.

Unos años después, en 1931, se patentó el primer abrelatas eléctrico, aunque no estaba al alcance de todos los bolsillos y la idea se aparcó hasta muchas décadas después.

"El explorador español" fue ideado y patentado en 1906 en Asturias por José Valle Armesto, un gallego de Negueira de Muñiz, en Lugo, que se había asentado en la urbe asturiana. Armestó ideó el primer abrelatas multiusos de bolsillo. Apenas ocupaba espacio y era tan ultraligero que acabaría convirtiéndose en una pieza histórica dentro del diseño industrial español.

Es más, continúa siendo un ingenio de los más utilizados en las cocinas de todo el mundo y por viajeros y excursionistas, pasando por encima de otros ingenios y sobreviviendo a las nuevas tecnologías. El abrelatas de Armesto continúa siendo el rey a la hora de abrir una lata.

José Valle Armesto S. A.

José Valle Armesto montó en Gijón un pequeño taller donde producía tapones de porcelana para botellas de gaseosa o llaves de alambre, aunque en realidad sobre todo fabricaba su concepto de abrelatas 'El Explorador Español'.

Él mismo lo describía en la etiqueta del producto como "un útil o dispositivo de sencilla construcción y manejo que aún en contraposición de su mínimo peso y volumen, reúne notables ventajas por estar estudiado especialmente para que pueda tener cuatro aplicaciones diferentes, siendo de extraordinaria utilidad para las amas de casa y también para emplearlo en viajes, días de campo, excursiones, etcétera".

Casi llevaba más tiempo atender a la descripción que utilizar directamente el invento. Armesto no tenía estudios, pero eso no impidió que creara la firma José Valle Armesto S. A. y que su abrelatas fuera un invento excepcional.

Su producto permitía no solo abría los botes por completo, también hacerle únicamente incisiones y no destapar del todo la lata, que era suficiente para algunos. Pero igualmente conllevaba un uso como desornillador y abría fácilmente los tapones de las botellas conocidos como tapones corona, las clásicas chapas.

Inspirado por un empresario local

El invento pronto fue conocido en todo el mundo, hasta el punto de que Armesto no daba abasto a tanto pedido. Y lo sigue siendo, aunque fuera hace 118 años cuando se utilizó por primera vez.

Lo impulsó sin pretenderlo el empresario gijonés Mateo Álvaro González, que fue el primer conservero español que se 'arriesgó' a utilizar latas, ya que esto pareció animar a Armesto para idear un abrelatas.

Aunque la patente de Armesto fue renovada por última vez en 1965 y actualmente diferentes marcas dispensan su abrelatas, fueron muchos los que se lanzaron a vender productos similares, copiados descaradamente del original, cuando únicamente podía fabricarlos Armesto.

De hecho, ha sido copiado en todo el mundo hasta la saciedad y el ingenio US Army M-38, utilizado por el Ejército estadounidense, es una copia descarada del modelo español. También muchos de los españoles que emigraban a otros países y llevaban con sigo el abrelatas de Armesto facilitaron sin quererlo que fuera copiado en países como Francia, Alemania, e incluso Brasil.

Visionario también en publicidad

José Valle Armesto no solo fue un visionario a la hora de idear un abrelatas que ha perdurado y que se sigue utilizando más de un siglo después de haberse concebido, también tenía claro que su invento debía ser ampliamente conocido para poder venderlo, y para ello apostó por publicitarlo y lo hizo como "el abrelatas de bolsillo".

Los diarios españoles de principios del siglo XX ensalzaban el abrelatas gijonés y comentaban que era capaz de "salvar de muchos apuros" o que evitaba "molestias innecesarias". Eso y que iba destinado a "amas de casa", pero también a "excursionistas" y "aventureros".

Hoy en día sería cuanto menos curioso llevar encima un abrelatas según en qué circunstancias, pero por entonces la publicidad mencionaba también que el abrelatas "ocupa escaso espacio en el traje" y además cumplía "su misión a las mil maravillas". "Insustituible" o "necesario" eran otros de los reclamos, como la frase "conviene llevarlo encima para utilizarlo en cualquier momento".

Las marcas Boj y Tres Claveles continúan comercializando el abrelatas original de Valle Armesto, que falleció en Gijón en 1960, cuando contaba con 90 años de edad. No han sido otros inventos lo que ha hecho que el uso del abrelatas de Armesto se reduzca, sino el sistema abrefácil de las latas, instaurado de forma masiva en los envases de conservas. Pese a ello, el invento centenario de este gallego asentado en Gijón se sigue utilizando ampliamente en todo el mundo.

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