Mahou vuelve a presumir de cerveza madrileña aunque se hace en Guadalajara desde hace más de 30 años

Beber cerveza Mahou es un clásico en Madrid. Es la preferida por la mayoría de los madrileños, tanto en sus versiones Clásica como la que en realidad resulta más clásica, la Cinco Estrellas, aunque últimamente también se imponen la Tostada 0,0 o la Maestra.

Mahou fue fundada en Madrid en 1890 con el nombre de 'Hijos de Casimiro Mahou, fábrica de hielo y cerveza'. De hecho, en un país donde se bebía poca cerveza y mucho vino, Mahou acabó por imponer la 'nueva' bebida y no solo en Madrid.

Más de un siglo después, tras la compra de San Miguel a finales del año 2000, Mahou quedó integrada en el grupo empresarial Mahou San Miguel y se convirtió en la mayor cervecera española.

En 2024, Mahou cumple nada menos que 134 años desde la apertura de su primera fábrica en la calle Amaniel, 29 de Madrid, que actualmente es la sede del Museo ABC de Ilustración. Allí también se tomaban cañas en su popular terraza y hasta se representaban obras de teatro.

La familia Mahou amplió negocio en 1904 y montó una segunda fábrica en Gibraleón (Huelva), dirigida por Luis Mahou Solana, con la idea de abastecer de cerveza a las poblaciones mineras de la provincia, donde buena parte del personal era de origen británico y potenciales consumidores, aunque tuvo que cerrarla en 1912, como las fábricas de Novelda y Orense unos años más tarde.

Muchos años después, en 1962, Mahou lanza su popular botella más pequeña, el botellín, más conocido en Madrid como 'botijo' y muda su fábrica al Paseo Imperial de Madrid, donde cuatro años después se inauguraría enfrente el estadio Vicente Calderón.

El Atlético de Madrid y Mahou consolidaron una comunión de 27 años, siendo las construcciones más representativas del barrio Imperial, en el distrito de Arganzuela. Pero en 1993, Mahou volvió a trasladar su fábrica y dejó huérfano al Calderón hasta su demolición en 2017.

Efecto frontera

Hace 31 años que Mahou instaló su enorme fábrica en la localidad guadalajareña de Alovera. Se trasladó allí por eso que se vino en llamar el efecto frontera. Y es tanto que Alovera como Azuqueca de Henares, vivieron hace tres décadas una explosión brutal de ocupación por parte de empresas que dejaban Madrid porque en Castilla-La Mancha se reducían los costes notablemente: la región ofrecía mejores condiciones fiscales y los terrenos era mucho más asequibles.

Por esa razón municipios guadalajareños como Azuqueca de Henares o Alovera han crecido sin parar. Azuqueca, primer pueblo guadalajareño desde Madrid, suma más de 34.000 habitantes, por más de 13.000 de su vecino Alovera. Guadalajara capital, que dista unos kilómetros, tiene 89.000 habitantes. Mahou mudó su fábrica a la provincia de Guadalajara, aunque mantiene sus oficinas en Madrid capital, en el entorno de Méndez Álvaro, concretamente en la calle Titán, 15.

Las oficinas de Mahou se ubican desde 2010 en un moderno edificio de 13 plantas y más de 15.000 metros cuadrados con un diseño que permite alcanzar una gran eficiencia energética, minimizar las emisiones y gestionar correctamente los residuos. Es decir, sigue avanzados criterios de sostenibilidad.

La compañía compró el edificio a un fondo de inversión privado, lo cual supuso una inversión de 38,5 millones de euros, aunque posteriormente las inversiones en el inmueble han sido también millonarias.

"Necesidad de crecer"

Mahou justificó el traslado de su fábrica a Alovera por "la necesidad de crecer", y no en que las condiciones que le ofrecían en Castilla-La Mancha fueran más ventajosas que en la Comunidad de Madrid.

Guadalajara tenía y tiene suelo disponible e igual que hace tres décadas multitud de empresas de Madrid se trasladaron a esta zona, como ocurre en la actualidad con los propios madrileños, que en amplio porcentaje se mudan a esta zona de Guadalajara atraídos por las nuevas construcciones residenciales y unos precios más bajos que en Madrid.

En realidad, ponerse en el centro de Madrid desde Alovera o Azuqueca de Henares, por la carretera A-2, lleva apenas media hora y el tráfico de la vía no es de los más altos de la región.

La fábrica de Mahou de Alovera llegó a ser la más grande de Europa y en la actualidad sigue siendo una de las mayores. Alberga también el museo de la marca, que puede visitarse por un precio de 15 euros, y donde hay más de 600.000 documentos de gran valor histórico englobados en el archivo de la compañía.

Desde su fusión con San Miguel, sobre todo, Mahou también utiliza otras instalaciones para elaborar cerveza y no siempre de la marca Mahou, como la de Cervezas Alhambra de Granada, ahora de su propiedad y donde plantea una inversión para el periodo 2022-2024 de 10,6 millones de euros y otros 8 en los próximos cuatro años para digitalización, mejora y sostenibilidad.

"Madrid, Madrid, Madrid"

"Madrid, Madrid, Madrid" ha sido el eslogan escogido este año por Mahou con motivo de la festividad de San Isidro, patrón de Madrid, el 15 de mayo. Después seguiría el chotis "pedazo de la España en que nací" y eso siempre será así para Mahou, aunque ya solo mantenga las oficinas en la capital y no su gran fábrica.

Mahou ha lucido siempre "Madrid" en sus botellas y latas. De hecho, era un clásico el "Mahou, Madrid" de sus envases. Aunque comenzó a eliminarlo cuando hizo el último traslado de su fábrica a tierras castellano-manchegas en 1993. Por entonces "Madrid" ya solo figuraba ya en los tercios destinados a la exportación.

Sin embargo, la empresa ha recuperado la palabra "Madrid" en las botellas, y ahora incluso, en ocasiones, no lucen Mahou esos envases, sino "Madrid", aunque su inmensa fábrica esté en Alovera.

Con motivo de este último San Isidro, Mahou tiró también del eslogan "Madrid mola" y unos meses antes igualmente colocó el "Madrid" en lugar de Mahou, incluyendo mensajes manuscritos de los madrileños en su etiqueta.