
Para un agricultor cerealista, hablar de La Bureba es "situarse en otra división". Sus altos rendimientos en secano convierten a esta comarca burgalesa en una especie de 'La Meca' con la que sueña cualquier cultivador, sobre todo ahora, a las puertas de la campaña de siega.
"Éste será un año medio tirando a bueno y alcanzaremos los 5.500 o 6.000 kilos por hectárea pero en los años muy buenos llegamos a los 7.500-8.000 kilos" asegura Ignacio Santamaría, director de la cooperativa Bureba-Ebro, que no se atreve a calificar a las "tierras negras, fuertes y profundas" de la comarca burgalesa como las más productivas de España "pero unas de las que más y por supuesto las que más en Burgos y en toda Castilla y León".
Localizada al noreste de la provincia de Burgos, La Bureba está formada por una gran llanura rodeada de altas montañas: los Montes Obarenes y los Páramos de Masa-Sedano al norte y por el sur la Brújula y los Montes de Oca. Este emplazamiento le confiere un microclima especialmente apto para la actividad agrícola cerealística. Según la clasificación climática de Köppen, se trata de un clima Atlántico que debido a una altitud moderada hace que los inviernos sean menos fríos y los veranos sea menos cálidos. La temperatura media anual en Briviesca, la capital de la Bureba, es de 11,1ºC siendo la temperatura media de enero de 3,7 ºC y la del mes de julio de 19,5 ºC. El periodo libre de heladas es de 203 días.
La precipitación media anual es de 653 mm, con continuidad y regularidad a lo largo del año gracias a la nieve y lluvia procedente principalmente del Cantábrico por el norte o de la zona de Galicia por el noroeste, según explica Juan José Busto, jefe del Servicio Territorial de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de Burgos de la Junta de Castilla y León. Descárgate gratis la revista Agro
Según la clasificación de suelos de Castilla y León, la mayor parte de sus suelos de cultivo son cambisoles. Tienen un componente de yesos en determinadas zonas situadas en la zona este y sur de la comarca. Las zonas situadas al oeste tienen un alto componente de margas y en el resto de comarca es una mezcla de arcilla, arena y limo, que junto con un buen porcentaje de materia orgánica hace que los cultivos de cereal y girasol se desarrollen perfectamente en estos suelos, asegura Busto.
Los suelos más fértiles se encuentran en el centro de la comarca, a ambos lados de la N-1 (Fuentebureba-Busto de Bureba) y la ladera sur de los Montes Obarenes (Miraveche, Cascajares de Bureba).Son suelos profundos, de textura franco-arcillosa, con óptima capacidad de retención de agua, con un 2-3% de materia orgánica y alta capacidad de intercambio catiónico lo que favorece la gran disponibilidad de nutrientes.
Pero las buenas condiciones climáticas y de suelo no son las únicas razones de la "excelencia" productiva de esta zona castellana, en la que el cuidado manejo agronómico y las nuevas tecnologías también tienen mucho que decir. La cooperativa Bureba-Ebro, que agrupa a 300 productores de la zona, constituye el mejor ejemplo de cómo aprovechar al máximo todo el potencial que la naturaleza pone en sus manos gracias a la digitalización. "Aquí el 80% de los tractores están digitalizados, al igual que las abonadoras, las sulfatadoras, las cosechadoras…", explica su director, Ignacio Santamaría.
"Todo está alineado"
La media de edad de los socios de la cooperativa está entre 50 y 55 años, aunque hay una buena parte de más de 60 años "pero con muchas inquietudes". A estos se suman los jóvenes que se incorporan, formados ya con carreras técnicas o superiores. Pero todos son "agricultores profesionales".
"Monitorizamos el tiempo para ver los momentos con humedades altas y determinar si hay mayor posibilidad de proliferación de enfermedades fúngicas y damos alertas a los socios para tratar. O vemos que va a llover y hay que entrar con un nitrogenado para sacar el máximo beneficio. Todo está alineado", asegura Ignacio Santamaría.
Análisis de suelo para cuantificar los nutrientes que absorbe la tierra, semillas con tratamientos fúngicos para que los cultivos superen las primeras enfermedades en momentos húmedos y tenga más vigor de nascencia, ensayos con distintas variedades, rotaciones permanentes de cultivos para mantener intacta la estructura de la tierra, cosechas digitalizadas que cuantifican los rendimientos de las distintas zonas de las fincas para lograr la máxima eficiencia en el abonado, por supuesto variable, y al que también se aplica mucha tecnología (inhibidos, de liberación lenta, foliares...) para cumplir con la exigentes condiciones de la legislación en condicionalidad y zonas vulnerables, son otras de las prácticas que marcan la diferencia en el manejo agrícola que realizan los agricultores de esta zona guiados por la cooperativa Bureba Ebro.
"Mayores costes"
Apostamos a caballo ganador. Cuando viene un año bueno, se pueden echar 1.000 kilos de abono pero eso supone también que los costes de producción son muy altos. A eso hay que añadir la digitalización y la formación del agricultor, que cuesta dinero. A partir de los 4.000-4.500 kilos empieza a haber beneficios para el agricultor. Por debajo son pérdidas", concluye Ignacio Santamaría.