
Fuerte marejada. Esas son las dos palabras que mejor podrían resumir lo que está pasando en el sector pesquero español. Las restricciones medioambientales impuestas por la Comisión Europea, la fuerte subida de los costes, la competencia desleal desde Asia, la caída del consumo y la falta de un relevo generacional han provocado una tormenta perfecta, arrastrando a las grandes compañías españolas a una de las situaciones más complicadas de su historia reciente. "Es un sector herido y su viabilidad está en juego", advierte Javier Garat, secretario general de la patronal Cepesca.
Y los hechos le dan la razón porque las empresas con problemas financieros se multiplican cada día. Ayer mismo por la tarde, y tras varias negociaciones in extremis, Atunlo (Atunes y Lomos), un gigante del atún con ventas de más de 220 millones de euros en 2022 presentaba la solicitud de concurso de acreedores. Pero no es la única. Actemsa, especializada también en atún y con una facturación de 175 millones, y Fandicosta, que distribuye fundamentalmente mariscos, entraron también en preconcurso a finales del año pasado y apuran ahora sus opciones de salvación. Actemsa reestructuró ya su consejo para intentar garantizar su viabilidad y, en el caso de Fandicosta, Wofco, una empresa constituida en 2016 por cinco socios con amplia experiencia en el sector pesquero, ha llegado a un principio de acuerdo con la banca para quedarse con la empresa.
La tormenta, en cualquier caso, no cesa. Otro de los históricos del mercado, Pescanova, cerró el año pasado con pérdidas de 73 millones de euros, y tras recurrir a un crédito de Abanca para solventar los problemas de liquidez, ha visto como se frustraba su venta al gigante canadiense Cooke.
Mejor suerte, en cambio, han tenido Iberconsa, que fue rescatada por el fondo Platinum, y la catalana Frime, que acaba de lograr un acuerdo con la banca acreedora para refinanciar deuda en una operación que incluye líneas de circulante por 62 millones y crédito a largo plazo por otros 13 millones más.
Ante las grandes dificultades que atraviesa la industria pesquera, Cepesca ha reclamado al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, que conceda este año ayudas excepcionales, teniendo en cuenta el incremento de los costes de explotación y la inestabilidad del mercado.
De acuerdo con los datos de la organización, si en 2013 la flota europea estaba integrada por un total de 86.818 buques en 2021 se había reducido, según los últimos datos disponibles a 74.551. Es decir, 12.262 menos. Garat deja claro que "los pescadores tienen más miedo a las tormentas administrativas que a las del mar", por lo que su objetivo es que en las próximas elecciones europeas "se tenga en cuenta la pesca y que el próximo comisario europeo se desvincule de medioambiente".