
La cadena de sushi para llevar Kento, una de las startups que han pasado por la aceleradora de Juan Roig, Lanzadera, y de la que el propio presidente de Mercadona se convirtió en uno de sus principales accionistas, ha tenido que recurrir al concurso de acreedores ante los problemas financieros que arrastra. La compañía está acometiendo un proceso de reestructuración que ha supuesto replegarse y reducir de 15 a 6 sus locales, aunque asegura que su intención es continuar con la actividad.
La firma de comida japonesa, en la que Juan Roig posee el 24,49% a través de su firma de inversión y apoyo a emprendedores Angels, se ha visto sorprendida en lo que considera "una tormenta perfecta" en pleno proceso de expansión y nuevas aperturas, según explica el propio fundador u máximo responsable de Kento, Eduardo Hijlkema.
Por un lado, la compañía de comida preparada sufrió la drástica subida de los precios de las materias primas en un corto espacio de tiempo, especialmente en el caso de su principal producto, el salmón noruego, cuyo precio ha llegado a duplicarse sin tener margen para aplicar esa subida con la misma rapidez en sus precios finales. Un incremento de los costes que combinado con el incremento de los tipos de interés financieros precisamente tras haber lanzado sus planes de expansión para llegar a las grandes ciudades españolas ha afectado a su tesorería.
Kento se basa en un concepto de establecimiento que prepara sushi y otros platos japoneses diariamente en locales ubicados en zonas urbanas, donde se pueden recoger o encargar de forma online. Aunque cuenta con algunas mesas para tomar en el mismo establecimiento, no ofrece un servicio de restaurante en ellos para primar el take away.

Ante los problemas financieros la cadena ha ido cerrando aquellos locales que aún no habían alcanzado rentabilidad, como los que había inaugurado el año pasado en Bilbao, para centrarse en sus seis establecimientos que llevan más tiempo funcionando, cuatro en Valencia y otros dos en la provincia de Alicante, en Elche y San Vicente del Raspeig. Según Hilkjema, "no es un problema de producto o de modelo", y apunta que el año pasado incrementó sus ventas hasta 4 millones de euros. Al cierre de 2022 la empresa facturó 3,6 millones de euros y su deuda financiera ascendía a 1,4 millones de euros según sus cuentas anuales.
Posible venta o nuevo socio
Tanto el propio Hijlkema como desde Angels Capital insisten en que la intención es continuar con la actividad de la compañía. El fundador de la startup, que creó la startup en 2017 y un año después fue invertida por la firma del presidente de Mercadona, asegura que para ello están abiertas todas las posibilidades, incluido la venta.
En el propio edicto que incluye la declaración de concurso de acreedores del Juzgado de lo Mercantil Número 2 de Valencia se apunta a que el concurso incluye una "oferta de compra vinculante de unidad productiva", aunque desde la firma no se ha desvelado el posible interesado.